Crece presencia de inmigrantes haitianos en la región suroeste

Crece presencia de inmigrantes haitianos en la región suroeste

POR MARIO MENDEZ
BARAHONA.-
En cada jugada de gallos, dominó o billar, de palé y «caraquita», en cada reunión que se efectúa para tomar trago de café o de ron, en la celebración de una fiesta de atabales o en un rezo para recordar a un difunto, está presente la inmigración ilegal haitiana. Lo mismo en el trabajo del conuco o la finca, en la producción de carbón o en el comercio informal.

Inmigrantes ilegales haitianos se van posicionando en territorios que han sido prácticamente abandonados por los criollos, acosados por la pobreza creciente y la inseguridad.

Unas veces esta inmigración se produce en pequeños grupos, con la complicidad de la madrugada.

En otras ocasiones son transportados por quienes sacan beneficios del deseo de los vecinos por estar en el lado Este de la isla, o son traídos por encargo de quienes utilizan la mano de obra barata para la finca, el proyecto habitacional, la obra de ingeniería civil, el cafetal, arrozal, cacaotal o cualquier plantación agrícola.

Hay quienes consideran que grupos organizados alientan o canalizan la entrada de familias haitianas y las ubican en el territorio nacional.

No es de ahora que los haitianos que atraviesan la frontera se aprovechan de la vulnerabilidad de la vigilancia fronteriza.

En el suroeste fronterizo no es extraño ver un «motoconcho» llevar a dos o tres de estos inmigrantes con destino a la  finca o una construcción.

También son transportados en minibuses, camiones pequeños y camionetas, cuyos conductores conocen los caminos seguros por donde llevarlos a su destino sin contratiempos.

En Santa Cruz de Barahona hay quienes afirman que la entrada de ilegales haitianos es estimulada no sólo por empresarios e ingenieros, sino por grupos organizados que sacan beneficios a esa inmigración, y  por religiosos.

En Barahona, las calles están llenas de pregoneros haitianos que ofertan dulces, maní, frutas, caña, frituras, perfumes, ropas y baratijas.

En el mercado municipal los hay establecidos como pequeños y medianos comerciantes que le restan espacio a los dominicanos que se dedican al comercio en ese lugar.

Uno de los funcionarios que han dado la alerta sobre el crecimiento de la inmigración ilegal haitiana ha sido el senador Bernardo Alemán Rodríguez, (PRD-Montecristi).

En un reciente encuentro de legisladores y empresarios para discutir alegados problemas que presenta la ley  28-01, que crea el Consejo de Coordinación de la Zona Especial de Desarrollo Fronterizo, ese senador dijo que en su provincia había poblados que en un 90 por ciento estaban ocupados por familias haitianas, al ser despobladas por los dominicanos.

«Es bueno que nosotros los dominicanos tomemos conciencia de esto. En la zona fronteriza tenemos comunidades donde los dominicanos han desaparecido de ellas. En mi provincia hay varias ciudades donde ya el 90 por ciento de los pobladores son haitianos. Gozuela, Santa María y Carbonera son ciudades donde hay más haitianos que dominicanos».

Otro legislador fronterizo, Mario Torres, de la provincia de Dajabón, denunció que  en su comunidad operaba una emisora que transmite en Creole, idioma oficial del vecino país.

Barahoneros consultados, y que dijeron estar preocupados por el crecimiento de la inmigración ilegal haitiana coincidieron en señalar que la entrada masiva de extranjeros del vecino Estado es alentada por grupos que funcionan en la provincia, entre los cuales incluyeron a integrantes de la pastoral haitiana.

La razón es que en los bateyes funcionan «centros de refugiados» de haitianos y existen organizaciones que protestan cuando se hacen repatriaciones de ilegales.

Del padre Pedro Riquoy, dijeron que se va a organismos internacionales a denunciar supuestos maltratos de ilegales en territorio nacional, como resultado de las cuales el país puede ser objeto de sanciones.

También residentes en Barahona se quejaron de que algunas de las autoridades locales parecen no darle mucha importancia al fenómeno de la inmigración ilegal haitiana.

JUSTIFICA MIGRACIÓN ILEGAL

Sin embargo, el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado y vicepresidente de la Comisión senatorial de Justicia, Sucre Muñoz dijo que la inmigración haitiana era lógica por ser Barahona una provincia cañera.

«Somos prácticamente una provincia fronteriza, por tanto el que haya una fuerte migración haitiana se concibe, ahora bien, pienso que la problemática es relativa en términos concretos porque a la vez que nos ocasiona una diversidad de problemas de diversa índole, pero también la mano de obra haitiana contribuye en una medida apreciable a disminuir muchas veces la falta de mano de obra que escasea por el tipo de trabajo. Por ejemplo, ya nadie quiere recolectar café, cortar caña, trabajar en los campos, las mismas construcciones, en obras públicas y en obras civiles, muchos nacionales no quieren prestar ese tipo de servicio, romper rocas, cavar zanjas».

Empero, el legislador consideró que se deben poner mayores controles para que no se genere cada vez un mayor problema «por el hecho de que si continúan con la facilidad que lo hacen esas fuertes migraciones haitianas hacia nuestro territorio ya entonces se nos va a ir de las manos y vamos a perder lo más por lo menos, que lo que nos pueda favorecer su presencia por acá entonces se nos convierta en un real y efectivo problema social de salud, económico y de toda naturaleza, de manera que las autoridades deberían controlar que sólo la capacidad que podamos mantener sea la permitida como acceso de haitianos».

Abogó porque, sin atropellos y con respeto de los derechos universales del hombre, se regule la presencia ilegal de extranjeros para que no se nos convierte en un mayor problema.

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