Israel bombardeó siete regiones en el interior y sur de Líbano, en una primera respuesta al ataque de ayer atribuido al grupo chií libanés Hizbulá, el más grave en esa frontera desde octubre, que mató a 12 menores en la ciudad drusa de Majdal Shams, en los Altos del Golán ocupados, enterrados ayer con la presencia de miles de personas.
Ante la gravedad de la situación, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que estaba de visita en EEUU, adelantó su regresó y aterrizó en el aeropuerto de Tel Aviv alrededor del mediodía, desde donde se desplazó a la base de Kirya para una “evaluación de la situación” y luego convocó al gabinete político y de seguridad para “decidir los próximos pasos». “Hizbulá pagará un alto precio que no ha pagado hasta ahora”, advirtió anoche Netanyahu horas después del impacto de un cohete la tarde del sábado sobre un campo de fútbol en Majdal Shams, donde murieron doce niños y adolescentes drusos, de entre 10 y 16 años.
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Como respuesta, Israel bombardeó simultáneamente siete regiones del interior y sur de Líbano- contra las zonas de Sabrinha, Borj El Chmali, Beka’a, Kfar Kila, Rab a-Taltin, al Khyam y Tir Hafa, aunque la jerarquía militar israelí ha advertido de que la represalia no se quedará ahí. “Estamos aumentando en gran medida nuestra preparación para la próxima etapa en la lucha en el norte”, aseguró el jefe del Estado Mayor del Ejército, Herzi Halevi, en una visita esta mañana al campo de fútbol, para después reunirse con la cúpula militar y de inteligencia para “evaluar la situación y aprobar “planes operativos para la arena norte». El cohete era un Falaq 1, un misil iraní con 53 kilos de carga explosiva, que es propiedad exclusiva del arsenal de Hizbulá, asegura Israel.
El grupo chií libanés reivindicó ayer varios ataques contra el Golán, pero negó responsabilidad en el impacto mortal en Majdal Shams. “Hizbulá, satélite de Irán, estuvo detrás del ataque. No puede ocultarlo pese a sus desmentidos ridículos”, aseveró el ministro de Defensa, Yoav Gallant.