SAN JUAN.— Para muchos inversionistas que colocaron su dinero en bonos puertorriqueños, la crisis financiera de la isla les deja con fuertes pérdidas en sus ahorros de jubilación.
“Hay un montón de puertorriqueños que invirtieron millones de dólares en bonos que ahora no pueden vender”, declaró José Iván Acosta, un asesor financiero puertorriqueño.
Aunque los fondos de alto riesgo contienen gran parte de la deuda puertorriqueña, inversionistas individuales poseen unos 15.000 millones de dólares en bonos, es decir 22% de la deuda pública total de la isla. Muchos de ellos compraron bonos puertorriqueños porque están exentos de impuestos federales, estatales y locales y eran considerados seguros.
“Lo vendían como si fuera la última Coca Cola en el desierto, como si fuera algo seguro porque estaba respaldada por el gobierno, declaró Santiago Mari, que ha perdido el 75% de sus ahorros de retiro debido a la crisis. La crisis se fue agravando cuando el gobierno del territorio y sus empresas de servicios asumieron grandes deudas para cerrar sus déficits durante 10 años de contracción económica. Se aumentaron los impuestos y las tarifas de servicios, pero ello llevó al cierre de muchos comercios. Al mismo tiempo, la base fiscal del país disminuyó debido al éxodo de 200.000 puertorriqueños que emigraron al territorio continental estadounidense.Ante la falta de ingresos, el gobierno declaró una moratoria de su deuda tras una serie de defaults anunciados el año pasado.Los precios de los bonos puertorriqueños han caído en picada, lo que ha diezmado los ahorros de inversionistas tanto en Puerto Rico como en el territorio continental. Mucha gente ha tenido que postergar su retiro, conseguir fuentes alternativas para pagar la educación de sus hijos o regresar a trabajar.“Mi sueño era jubilarme a los 55 años y trabajé duro para lograrlo”, comentó Eduardo Rodríguez, de 57 años, quien antes trabajaba como obrero de mantenimiento y ahora trabaja en un supermercado.
Las medidas incluyen la creación de una junta de control federal que supervise las finanzas de Puerto Rico, coordine la reestructuración de deuda y negocie con los acreedores.
Los bonos puertorriqueños aumentaron en un 20% ese día y se mantuvieron en ese nivel aunque el gobernador anunció una moratoria en la deuda general, dijo Acosta.
Esa novedad le ha dado ánimo a Mari quien, a diferencia de muchos de sus amigos, ha retenido sus bonos. “Sigo teniendo esperanza, aun dentro de mi desesperación”, recalcó Mari.
“La solución tiene que venir de afuera. Si se deje en manos locales, van a saquear lo poco que queda”.