La vicepresidenta argentina, Cristina Fernández, que fue mandataria entre 2007 y 2015, despejó dudas este martes al ratificar que no será candidata a presidenta en los comicios de octubre, pese al ‘operativo clamor’ que sus seguidores venían desplegando desde hace meses y el mismo día en que el peronismo celebró un Congreso para debatir su estrategia electoral.
“En este año 2023, se cumplen 40 años de democracia ininterrumpida en nuestro país. Sin embargo, una parte importante de la ciudadanía no se siente representada ni contenidas sus aspiraciones, en una democracia que se perdió en lo económico, degradó en lo social y ha comenzado a romperse en lo político e institucional”, comenzó diciendo la líder del peronismo kirchnerista en un extenso escrito publicado en sus redes sociales.
En el texto, en el que culpa al endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI) de la situación de alta inflación, devaluación y pobreza que vive el país, se refirió a la “condena e inhabilitación” a ejercer cargos públicos que recibió de parte de un tribunal en diciembre pasado, y que tiene en su opinión una «única traducción política y electoral- la proscripción”, en la que ella se basa al descartar ser candidata. “No voy a ser mascota del poder por ninguna candidatura. He dado muestras, como nadie, de privilegiar el proyecto colectivo sobre la ubicación personal”, señaló la exmandataria en su carta, lanzada mientras el peronista Partido Justicialista (PJ) celebraba su Congreso Nacional para avanzar en la estrategia electoral, al que ella no acudió.
“DEBEMOS SER INTELIGENTES”
Hace cinco meses, Fernández fue condenada a 6 años de prisión e inhabilitación perpetua para ocupar cargos públicos por irregularidades en la concesión de obras durante su mandato como presidenta, sentencia que para ser firme debe pasar por varias instancias, por lo que por ahora nada le impide presentarse a cualquier candidatura.
Ya entonces, la vicepresidenta anunció que no se presentaría a las elecciones convencida de que es una perseguida judicial y está proscrita (excluida electoralmente), aunque sus seguidores no han dejado de clamar que se postule.
“Cuando hablé de proscripción en diciembre de 2022, no era en ejercicio de artes adivinatorias, sino con la comprensión de la etapa histórica que estamos atravesando”, remarcó hoy al recordar que el Supremo decidió la semana pasada frenar las elecciones de dos provincias por supuesta inconstitucionalidad de las candidaturas de sus gobernadores, ambos peronistas.
Al razonar su decisión de no ser candidata, Fernández dijo que no va a entrar “en el juego perverso” por el que los jueces puedan dictar un fallo sacándole “cualquier candidatura que pueda ostentar”, lo que dejaría al peronismo “en absoluta fragilidad».
Y subrayó que desde el Gobierno de Mauricio Macri (2015-2019), -su mayor enemigo político-, la Justicia funciona como una fuerza operativa de la coalición opositora Juntos por el Cambio y los “grupos económicos concentrados, para producir la eliminación de sus adversarios políticos».
“Debemos ser inteligentes para salir de este laberinto y romper la trampa a la cual nos quieren llevar- que tengamos una candidatura prohibida por el Partido Judicial”, afirmó en el texto, en el que lamentó “la violencia verbal y simbólica” implantada en la sociedad por los “medios de comunicación hegemónicos” contra “el peronismo o el kirchnerismo”, que culminó en el frustrado atentado que sufrió ante su casa en 2022.
CONGRESO SIN CANDIDATOS
Al Congreso del PJ en Buenos Aires acudieron medio millar de delegados pero no los tres puntales del Gobierno- ni el presidente, Alberto Fernández; ni la vicepresidenta; ni el ministro de Economía, Sergio Massa.
Durante la cita se designaron los responsables para conformar alianzas con otros partidos y se ratificó “el camino de la unidad de cara al proceso electoral». El PJ, principal espacio del Frente de Todos, coalición creada en 2019, aún no ha oficializado ningún precandidato, y ahora deberá reordenar su estrategia.
“Resulta imprescindible -más que nunca- la construcción de un programa de Gobierno que vuelva a enamorar a los argentinos y las argentinas, y convencerlos de que un país mejor no solo es posible sino que, además, es deseable”, destacó Cristina Fernández.
El debate en el peronismo radica en la conveniencia o no de ir con un precandidato de unidad, o con varios -como hará Juntos por el Cambio-, a las primarias obligatorias del 13 de agosto, en las que quedarán definidos los candidatos definitivos de cada coalición para las presidenciales y legislativas del 22 de octubre.
En abril, Alberto Fernández -que arrastra fuerte impopularidad por la situación económica del país- anunció que no se presentará y defendió que el candidato oficialista se dirima en las primarias, algo con lo que disienten otros como Massa -que suena como posible candidato- quien prefiere consensuar de antemano un único nombre.