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La entrega anterior abordó el contexto del mercado global del petróleo y sus derivados, la relevancia de los mismos para la matriz energética de las economías desarrolladas y emergentes. En el actual análisis, veremos cómo eventos a nivel global han incidido en los precios internacionales de los mismos mientras analizamos la geopolítica detrás de estos productos.

La alta dependencia energética del petróleo y sus derivados le hacen gravitar en la economía mundial, convirtiéndolo en herramienta geopolítica en el marco de las relaciones internacionales. Para muestra, el precio del barril de Western Texas Intermediate (WTI), utilizado como referencia para la fijación de precios, se duplicó durante 1979-1980 y 1990-1991 como resultado de las disrupciones en la oferta del producto por la revolución iraní y la invasión de Iraq a Kuwait, respectivamente. Por otra parte, la guerra de precios entre Estados Unidos y algunas naciones del Medio Oriente por el control de las cuotas globales de mercado del 2014-2016, ocasionaron baja volatilidad y sobreproducción de crudo. En 2020, el COVID-19 empujó al cese de actividades económicas y la aplicación de restricciones que derrumbaron el consumo global de energía, llevando el petróleo a mínimos de precios no vistos desde 2001.

Sin embargo, no fueron sino, el desmonte de las restricciones desde principios del 2021 y limitaciones en la oferta de crudo los catalizadores que han empujado al alza de los precios internacionales del mismo. Mientras, la refinación del crudo se ha visto afectada por los constantes cierres dada la escasez de insumos para la producción y la falta de capacidad para satisfacer la demanda. Todo lo expuesto ha incidido en el componente energético de la inflación en economías como la norteamericana, convirtiéndose en factor determinante para que las actuales presiones inflacionarias alcancen niveles mundiales no vistos en los últimos 40 años.

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Por si fuera poco, la guerra en Ucrania desde febrero 2022 y las posteriores sanciones a Rusia han significado una importante fuente de riesgo e incertidumbre para los mercados internacionales, dando al traste con una inestabilidad en el flujo de petróleo y aún mucho más grave en el gas, provocando graves presiones inflacionarias y un serio retroceso en el combate contra el calentamiento global, tópico que trataremos de modo exclusivo en un nuevo artículo.

El surgimiento del riesgo geopolítico en el mercado energético y las expectativas a la baja del crecimiento económico mundial han llevado a bancos de inversión, organismos multilaterales y expertos sectoriales a presagiar potencialmente un difícil escenario para los próximos años. La dependencia de las economías desarrolladas y emergentes en fuentes generadoras de energías sustentadas en el petróleo y sus derivados ha de suponer riegos que gravitan en todas sus estructuras productivas generando incertidumbre como las actuales, agravadas por un desarrollo limitado en fuentes energéticas alternativas. Tópico que desarrollaremos con mayor profundidad en la tercera y última entrega de este análisis.