La idea de despertarse antes del amanecer, a las 5 de la mañana, cobró popularidad como una práctica que promete beneficios personales y profesionales. Conocido como el “5 a 9 antes del 9 a 5”, esta idea de madrugar inspiró a muchos a probar una rutina matutina prolongada que incluye tiempo para afirmaciones, ejercicio y planificación del día. Sin embargo, mientras algunos lo ven como una oportunidad de tomar la delantera al resto del mundo, otros se preguntan si el sacrificio de dormir un par de horas menos realmente vale la pena.
Ventajas de levantarse temprano
Levantarse a las 5 de la mañana puede traer consigo múltiples beneficios, según expertos en salud mental y productividad. Una de las principales ventajas es la sensación de logro. Samantha Snowden, profesora de mindfulness en Headspace, aseguró a Fortune que el acto de levantarse temprano puede impulsar la confianza personal, ya que se percibe como una meta cumplida incluso antes de comenzar el día. Además, esta práctica permite un inicio menos apresurado, lo que ayuda a reducir el estrés. La psicóloga Nikole Benders-Hadi señaló al mismo medio que la ansiedad puede incrementarse cuando uno siente que va “corriendo detrás” del día, lo cual afecta la motivación y el bienestar emocional.
Iniciar el día con tiempo extra ofrece un momento para actividades personales, como meditación o ejercicio, que ayudan a regular el sistema nervioso y mejorar el enfoque mental. Estos minutos adicionales permiten afrontar el día con mayor calma, lo cual, a largo plazo, puede incrementar la productividad y reducir la sensación de agotamiento.
Importancia de no sacrificar el sueño
Uno de los aspectos esenciales al decidir madrugar es no hacerlo a costa de sacrificar horas de sueño. Los expertos coinciden en que restar descanso al cuerpo para ganar tiempo extra puede tener efectos contraproducentes en la salud mental y física. La falta de sueño está relacionada con un mayor riesgo de enfermedades crónicas como la ansiedad, la depresión y problemas cardiovasculares, según datos del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC).
La doctora Benders-Hadi habló con Fortune y reveló que una reducción de horas de sueño puede afectar la capacidad de concentración y de regulación emocional, habilidades necesarias para ser productivos y tener relaciones satisfactorias. Para quienes desean adoptar un horario más temprano, el consejo principal es priorizar la higiene del sueño: ir a la cama a la misma hora cada noche, evitar pantallas antes de dormir, limitar el consumo de cafeína y alcohol en las horas previas al sueño, y crear una rutina de relajación.
Rutinas recomendadas para comenzar el día
Levantarse temprano no es suficiente para aprovechar el tiempo extra de manera efectiva. Para maximizar los beneficios de esta práctica, es útil adoptar rutinas específicas que reduzcan el estrés y eviten tomar decisiones a primera hora de la mañana, cuando la mente está más vulnerable a las presiones. Benders-Hadi recomendó simplificar las mañanas preparando la ropa, el desayuno y los almuerzos la noche anterior. Al reducir la cantidad de elecciones que deben hacerse al despertar, la jornada puede comenzar con un enfoque más relajado y eficiente.
Otra recomendación es evitar revisar correos electrónicos o mensajes de inmediato. Snowden sugirió comenzar el día con afirmaciones de bondad hacia uno mismo, como “Que mi día esté lleno de calma” o “Que vea posibilidades hoy”. Esta práctica permite un momento de reflexión que ayuda a establecer el tono del día y a aumentar la sensación de bienestar.
Factores a considerar antes de cambiar de rutina
Aunque levantarse a las 5 de la mañana parece prometedor, no es una rutina adecuada para todos. Es fundamental evaluar si realmente traerá beneficios a la vida diaria, o si solo añadirá más tareas al horario. Benders-Hadi sugirió a Fortune reflexionar sobre la cantidad de trabajo y actividades que se llevan a cabo: si iniciar el día antes permite completar todo de manera más eficaz o si solo suma carga. En particular, para aquellos que dependen de un horario nocturno o rinden mejor en horas vespertinas, levantarse temprano podría reducir la eficiencia en vez de aumentarla.
Además, la adaptación al cambio en el reloj biológico puede ser un desafío para algunos. El ritmo circadiano, o reloj interno, regula los momentos en los que el cuerpo está más alerta o cansado, y modificarlo requiere paciencia y tiempo. En lugar de forzar un cambio radical, es recomendable realizar una transición gradual hacia un horario más temprano.
Ajuste gradual y motivación personal
Finalmente, para que este cambio de rutina funcione de forma sostenible, es esencial establecer una motivación interna que no dependa de las tendencias. Snowden destacó a Fortune la importancia de conectar con las razones personales para levantarse temprano, como mejorar la productividad o ganar tiempo para el autocuidado. Hablar con otros que comparten esta rutina también puede ser útil para comprender qué les motiva y qué beneficios han encontrado.
Hacer que el cuerpo se ajuste a un horario nuevo puede ser difícil, sobre todo para quienes están acostumbrados a dormir hasta tarde. En esos días en los que levantarse temprano parece imposible, es fundamental recordar los motivos personales para hacerlo. Al conectar con esos objetivos a largo plazo, es más fácil sostener la rutina y evitar caer en la tentación de abandonar.
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