Parte II
Del 20 al 23 de enero del 2016, en Davos, Suiza, se encontraron las élites mundiales en el Foro Económico Mundial (FEM) en una reunión en la que el tema de este año los organizadores lo llamaron: “Dominando la Cuarta Revolución Industrial”.
La minuta afirma que, a causa de la automatización, al menos siete millones de empleos “de oficina” pueden perderse en los próximos cinco a diez años. “Los trabajos que necesitan mayor nivel de formación y creatividad son los que tendrán más márgenes para estar garantizados en un futuro, mientras que muchos de los empleos más repetitivos serán condenados a desaparecer”, considera Xavier Busquets, catedrático de comercio digital de ESADE. La automatización a través de robots afectará, en parte, a profesiones que contemplan tareas iterativas, como operadores telefónicos y algunos trabajos del campo administrativo.
Según el horizonte que pintan expertos, analistas y economistas, en un primer momento, los trabajos manuales y los más iterativos serán los que más sufrirán la llegada de los autómatas. Posteriormente, la inteligencia artificial convertirá en obsoletas muchas profesiones cualificadas de los servicios, aunque en este ámbito el sector tecnológico creará también nuevos empleos: 900.000, según las estimaciones de la Unión Europea, que necesitarán empleados con altos conocimientos informáticos, habilidades comunicativas y versatilidad.
Aún así, el campo donde se supone que la automatización avanzará más en los próximos años será el de los servicios. Educadores robóticos y asistentes personales capaces de ayudar a pacientes con demencia o niños con autismo a mejorar sus habilidades cognitivas, motoras y sensoriales. O, por otro lado, esqueletos robóticos que proporcionarán parte de la energía para el movimiento de los miembros, ayudando, por ejemplo, a su portador a cargar pesos. Son estos, apenas, algunos de los ideales que surgieron en aquella tertulia en la que la conclusión final es que el mercado laboral tiene que ser más especializado.
“Los robots pueden ayudarnos a llegar a donde queremos ir más rápido, pero no pueden ser creativos como los seres humanos”, argumenta FEM en su informe, en el que además explica que “los trabajadores van a tener que ser más creativos con el fin de beneficiarse de estos cambios”.
Sin embargo, la creatividad no será la única habilidad que se volverá indispensable en el 2020, pues según los pronósticos cada vez será más importante resolver problemas complejos, tener un pensamiento crítico, coordinar con otros y utilizar la inteligencia emocional.
La manera de negociar y tomar decisiones a nivel empresarial está cambiando drásticamente, pues las máquinas inteligentes facilitarán estos procesos gracias a herramientas como el Big Data y la analítica, una técnica de estadística avanzada para predecir el futuro de los negocios.
Es tal la complejidad de ese escenario que ya han surgido nuevas profesiones en todo el mundo relacionadas con la gestión de los grandes volúmenes de información. La minería de datos, por ejemplo, se convirtió en una de las carreras con mayor perspectiva y demanda para los próximos años. El desafío, según Camelia Ilie, decana de educación ejecutiva de INCAE Business School, es “formar líderes que compitan globalmente en entornos complejos”.
La situación mundial y los macro-cambios en movimiento tienen una alternativa válida en la educación. Debemos ampliar la formación politécnica y universitaria, para producir más profesionales en carreras con los componentes que demandará el mercado laboral; y tenemos que hacerlo con la misma receta que se necesitaba para educar en las otras tres revoluciones industriales.
Estamos ante una nueva revolución tecnológica que marcará para siempre nuestro modo de vida. La nueva revolución industrial significa la fusión entre el mundo virtual, los procesos industriales reales y los actuales estilos de vida. Este tema es tan amplio que, para cubrirlo plenamente, presentaremos otro trabajo en algunas semanas.
Terminamos con las sabias palabras de Isaac Asimov, físico estadounidense: Es el cambio, el cambio continuo, el cambio inevitable, el factor dominante de la sociedad actual.
Investigadora asociada: Andrea Taveras