¡Cuántos hechos dolorosos nos evitaríamos!

¡Cuántos hechos dolorosos nos evitaríamos!

La Biblia

Del corazón del hombre salen todos los malos deseos, porque, desde el pecado de Adán, el ser humano, separado de Dios, de generación en generación, nace en pecado, capaz de cometer los hechos más atroces.

Es evidente que necesitamos una transformación real, genuina y permanente, la cual obtenemos solamente cuando Jesús, con su amor entrañable, cambia ese corazón de piedra por uno de carne, sensible a Su instrucción.

Es a partir de ese momento, cuando ya no somos capaces de actuar en maldad, porque la palabra de Dios empieza a gobernarnos y el fruto de Su Espíritu: amor, paz, gozo, dominio propio, mansedumbre… se manifiesta, aun en medio de las mayores presiones. Llevar las Escrituras a toda la nación, no puede postergarse.

Es la única que penetra hasta lo más profundo del ser, erradicando desde el origen, la concupiscencia, que conduce a sucesos, muchas veces, irremediables.

Le invitamos a leer: Cuando Dios llama capacita

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