Desde que ayudó a desmontar y destruir la estatua ecuestre de Trujillo en San Cristóbal, subido en un tractor, se sintió libre aunque no estaban tan claras sus concepciones marxistas. Por eso continuó como responsable del sector profesional y de la Comisión del Distrito del 14 de Junio, durante el proceso de destrujillización, en el Gobierno del Consejo de Estado, al que rechazó un cargo en Chile percibiendo que la intención era sacarlo de la acción política, y en su participación en la guerrilla de 1963.
La Guerra de Abril es un capítulo de su vida rebosante de arrojo. Organizó y dirigió comandos y tropas, enfrentó con valor al enemigo y vio correr su sangre cuando la ráfaga de ametralladora de un teniente del CEFA lo alcanzó en el costado derecho y en la espalda. Desobedeció a Ludovino Sánchez Díaz, el cirujano que lo intervino, y al día siguiente salió del hospital Moscoso Puello para seguir en combate.
Concluida la contienda bélica, dejó de ser “Gregorio” y “Jiminián”, sus seudónimos en el 1J4, y pasó a ser “Fenicio” y “Pedro”. Los 12 Años de Balaguer fueron de escaso trabajo porque lo absorbieron manifestaciones públicas y clandestinas, cambios de imagen, cédulas falsas, detenciones, celdas y hasta tuvo un carné del Partido Reformista para, por lo menos, pasar inadvertido a ofrecer sus cátedras en la facultad de Ingeniería de la UASD.
A pesar de sus precauciones, fue arrestado en 1971, en la ya citada reunión secreta de los dirigentes del Movimiento Popular Dominicano en el Ensanche Luperón. Solitarias subterráneas los recibieron en el Palacio de la Policía. Juan Bosch intercedió por ellos frente a Balaguer, pues la oficialidad balaguerista amenazaba con fusilarlos. “Su intervención nos salvó de la muerte, pero ganamos una larga estancia en la cárcel, en duras condiciones”, narra. Allí estuvo hasta el 22 de mayo de 1974 cuando el jefe de la Policía, general Rafael Guillermo Guzmán Acosta, y el subjefe, coronel Virgilio Payano Rojas, lo entregaron a sus familiares.
Siempre socialista. Entendió que el campo podía convertirse en un sector social valioso y organizó a los sin tierra en El Cercado, Las Matas de Farfán, San Juan…, formando el Movimiento Campesino Independiente, aportando “una verdadera personalidad” a la lucha rural.
Cucullo estuvo entonces en toda tendencia encaminada a unificar a la izquierda pero antes fue de los fundadores del Núcleo Comunista de los Trabajadores, junto con Rafael (Fafa) Taveras, Julio de Peña Valdez, Edgar Erickson, Onelio Espaillat, Moisés Blanco, Miguel Faruk Castillo, Luis Sosa, Luis Cabrera, Manuel Espinosa Rosario, Aquiles Maleno, Juan Pastor Minaya y otros.
Participó en la creación del Bloque Socialista integrado por el Partido Socialista, Partido de los Trabajadores Dominicanos, Movimiento Socialista de los Trabajadores… y en la de “Convergencia Socialista” que “reunió el mayor número de las fuerzas revolucionarias del país”: Movimiento por el Socialismo, Núcleo Comunista de los Trabajadores, Partido por el Socialismo, Movimiento de Unidad Socialista…
“Luego formamos Concertación Democrática Fafa, Vicente Bengoa, yo y un grupo de los que renunciaron del PLD entre los que se encontraban Max Puig, Rafael Espinal, Fernando de la Rosa, Juan de la Cruz Buret, Faruk Miguel Castillo, Rafael Santos….”, recuerda.
Finalmente pasó al Partido Revolucionario Dominicano y después al Partido Revolucionario Moderno, en el que aún permanece como uno de sus dirigentes.
Antes, en 1985, había estado en Vietnam encabezando una delegación del Frente de Izquierda, recibiendo entrenamiento de estado mayor y de política. Se preparaba porque en el MPD “no habíamos descartado la acción militar”. Son incontables sus álbumes de fotos, las más numerosas son junto a líderes emblemáticos, en sus viajes a países socialistas. Otra de sus riquezas es su voluminosa biblioteca.
Cucullo cuenta también con amplia experiencia electoral. En 1982 fue candidato a síndico por el Bloque Socialista bajo la consigna “Por un síndico de izquierda”.
Con expresión de orgullo relata que “después del Bloque Socialista hicimos la Izquierda Unida, integrada por casi todos los partidos de izquierda: Partido de los Trabajadores Dominicanos, Bloque Socialista, Unión Patriótica Antiimperialista, Movimiento Popular Dominicano…”. Tomaron parte en las elecciones de 1982 con Fafa Taveras y Juan B. Mejía como candidatos a la presidencia y a la vicepresidencia, respectivamente.
Habla con amplitud, además, de sus trabajos en Concertación Democrática para impulsar “los cambios necesarios desde el Poder Ejecutivo y el Congreso Nacional”.
Es obvio que ante tal pasión por el socialismo, su destino como diplomático, en el 2000, fuera Cuba. Desde allí viajó a otros países con gobiernos de esa corriente y se relacionó con los más reconocidos jefes de la izquierda en Europa, Asia, África.
Trabajó en el Senado de la República, y en un acuerdo con José Francisco Peña Gómez y Concertación Democrática intervino en la incorporación de otras fuerzas de izquierda bajo la consigna: “Refundar la República”. Intelectuales, dirigentes y “personalidades de pensamiento progresista” se unieron en el análisis de la sociedad, sus dificultades y reformas necesarias. Y así, en otros acuerdos y procesos por la institucionalidad y la libertad, en contra “de triquiñuelas y sobornos impensables”.
Con agilidad que asombra, no se retira. Conduce su viejo automóvil, sigue activo en la política y agrega nuevos libros a los ya publicados: “La fuerza de mis vivencias”, “Raíces de una hermandad”, “Mis vivencias Internacionales”… Afirma que no va a detenerse en ninguna de estas actividades mientras posea fuerzas físicas y lucidez de pensamiento. Deslumbra su andar rápido y su conversación despierta en la que pone de manifiesto la brillantez de su memoria.
Piensa que sus luchas y sacrificios no han sido en vano. A su juicio, existe “una conciencia democrática, de dominicanidad” y dice que pese a la descomunal corrupción imperante, se goza de libertad “y así como nosotros contra el trujillato, hay una nueva juventud que va a despertar y a darle continuidad a lo que eran nuestras utopías”.
“La Marcha Verde, compuesta mayormente por jóvenes, es una expresión de que está latente una voluntad de libertad, y a esa conciencia, añade, ha aportado la izquierda, fortaleciendo esos valores éticos sobre la conducta de un político”.
Expresa que muchos de los que estuvieron en el socialismo “hoy están en partidos socialdemócratas” pero siente como imprescindible que “deben profundizar en esa ideología y actuar como tales”.