Cultura como garrote

Cultura como garrote

En la ciudad de Sochi, en la costa del Mar Negro, fueron celebrados los Juegos Olímpicos del año 2014. Durante los actos inaugurales el gobierno ruso presentó un hermosísimo espectáculo, montado alrededor de notables poetas, escritores y artistas de ese país. Los rusos tienen sobrados motivos para sentirse orgullosos de sus grandes novelistas, poetas, músicos, pensadores, científicos, artistas. Fue una oportunidad de mostrar a todas las naciones de Occidente que participaban en los juegos, que la cultura rusa ha alcanzado una estatura universal. También una forma de estimular la autoestima de sus ciudadanos, especialmente la de aquellos de origen eslavo.
Los turistas que viajan a San Petersburgo visitan el Palacio de Invierno de los zares, donde está instalado el Museo Ruso de Arte Occidental. Es el museo de pintura más grande del mundo, el famoso “Ermitage”. Muy pocos entran al Museo de Arte Ruso, un horrendo edificio lleno de maravillosas obras de pintores rusos, la mayor parte de los cuales son desconocidos de este lado del mundo. Los amantes de la danza clásica conocen la escuela de ballet Kirov y el teatro Mariinsky de Petrogrado, la antigua Leningrado; pero no saben de los pintores impresionistas rusos. Buena parte de estos creadores de cultura fueron “exaltados” después que habían muerto.
Mientras vivían, esos intelectuales y artistas eran maltratados por los gobernantes. En Rusia esto ha ocurrido bajo la monarquía y bajo el socialismo. Han resultado iguales los zares que los comisarios. Es “normal” que los escritores sean encarcelados, desacreditados o ignorados. Conducta que –dicho sea de paso– no es privativa de los jerarcas políticos de Rusia. La poetisa Anna Akhmatova puede citarse como ejemplo de esa clase de abusos. Su marido, el poeta Nicolai Gumiliov, fue fusilado en 1917; su hijo pasó diez años en prisión; y el segundo marido enviado a Siberia en 1938.
Sergio Esenin y Vladimir Mayacovsky, los poetas de la revolución bolchevique, se suicidaron en 1925 y 1930. Contra los creadores de arte y cultura suele emplearse el garrote político. Después que han muerto, se utiliza la cultura por ellos forjada como un garrote publicitario. Lo mismo pasa en Oriente que en Occidente. Según Lin Yutang, ocurría así en la antigua China.(2014).

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