Cuando el Presidente Danilo Medina estimó ante la Asamblea General de la ONU que ya es tiempo para que los poderosos se sienten a dialogar con los pobres “desde el respeto mutuo y la igualdad, sin privilegios y por el bien común”, es porque el mandatario está profundamente convencido de que en las relaciones internacionales, en términos de intercambios comerciales y financieros, predomina el trato irrespetuoso, desigual, privilegiado para los grandes en detrimento de los países pobres; que en lugar del bien común, se promueve el malestar.
Medina tocó una problemática acuciante referida a los países en vías de desarrollo afectados por el proteccionismo de desarrollados, que reclaman el cumplimiento de medidas en acuerdos de libre comercio cuando no las cumplen, como el DR-CAFTA, que no mencionó, pero para el cual designó antes de llegar a Nueva York una comisión evaluadora del convenio con Washington y Centroamérica.
Apoyado en su experiencia de política y comercio exteriores, intercambios y conclaves internacionales, Medina abandonó su frialdad habitual y, por momentos, lució agresivo especialmente cuando expresó: “se quiere que nosotros, los países en vías de desarrollo eliminemos la protección a los bienes industriales, pero ellos no eliminan los subsidios agrícolas. Hipócritas, les llamó.
Y dio cifras escalofriantes que impactarán la productividad de los países pobres, a los cuales parecía representar desde el podio de la ONU. Para el próximo lustro, Estados Unidos empleará un promedio anual de US$97,800 millones en subsidios agrícolas y la Unión Europea dedicará 408 mil millones de euros entre 2014 y 2020. Las naciones atadas al libre comercio han sido obligadas a revisar los términos de los acuerdos a causa del proteccionismo generador de desigualdad.
Creo que hemos escuchado el mejor discurso de Medina en la escena internacional. ¡Enhorabuena!.