Danilo versus Leonel: la enfermedad no está en las sábanas

Danilo versus Leonel: la enfermedad no está en las sábanas

En estos días, un tema obligado de conversaciones y comentarios es el de la crisis interna del Partido de la Liberación Dominicana y los intentos de Medina por reformar la Constitución para lograr su reelección para el período 2016-2020. Quince años de ejercicio del poder, once de estos ininterrumpidamente, son suficientes para retratar de cuerpo entero lo que ha sido y es ese partido.

Efectivamente, el PLD fue fundado por Juan Bosch en 1973 luego de 12 años de haber implantado al PRD en el país, a cuya cabeza dirigió en 1963 el primer gobierno democrático después de la dictadura trujillista (1930-1962).

Hombre de gran talento y honestidad, aunque difícil en el manejo del poder. Bosch virtualmente inició a los dominicanos en el quehacer político, pero no pudo manejar la democracia interna del PRD y prefirió fundar una nueva agrupación de cuadros con una orientación autoritaria promarxista. Tenía 67 años y en las elecciones del 1978 apenas obtuvo un 1% del electorado pero ya en 1982 sacó el 10%, en 1986 el 17% y en 1990 un 34%. En 1994, bajó al 13%, con su salud disminuida.

En 1996, Bosch no pudo ser candidato, dejando a dos potenciales herederos: Leonel Fernández, excelente comunicador y hábil “encantador de serpientes”, que logró la nominación presidencial, la que ganó en segunda vuelta con la ayuda de Balaguer, el PRSC y un padrón amañado. Por su parte, Danilo Medina, buen organizador político y calculador, quien dirigiera la campaña de Leonel y la mecánica política de ese primer período, incluso el famoso PEME y el comesolismo e hiperburocratización en nombre de la modernización del país.

En el año 2000 el PRD con Hipólito Mejía, llegó al poder y solo lo retuvo hasta el 2004, por las quiebras bancarias y la división del partido debido a un intento reeleccionista; mientras Danilo transformó al PLD en partido de masas. Igualmente fue nuevamente jefe de campaña de Leonel y superministro hasta el 2006; cuando renunció para disputarle a Leonel infructuosamente la candidatura presidencial del 2008; habiendo él participado plenamente en el proceso de “acumulación originaria” acelerada de capitales, que este encabezó desde el 2004 hasta el 2012; en el cual, convivieron crecimiento económico, la corrupción galopante y el empobrecimiento de gran parte de la población.

El PLD se mantuvo sin embargo dirigido en lo esencial por una oligarquía político-económica; su Comité Político despojado de toda ideología política, excepto el culto a la disciplina, la unidad y el enriquecimiento desenfrenado de su élite, que aún perdura. Para eso cambió la Constitución y secuestró las instituciones del Estado, y los otrora partidos mayoritarios PRSC y PRD.

Vistas así las cosas, el problema de base del país no es Leonel ni la corruptela que le acompañó y aun en el gabinete actual; ni el reelecionismo de Danilo; sino la corporación PLD, que no cambiará hasta ser sacado del poder con todas sus consecuencias; porque la enfermedad no está en sus sábanas (los presidentes) sino en el sistema despótico que este ha implantado.

Hacia esos objetivos es que hay que organizar la lucha, acompañado por un programa de gobierno dirigido a democratizar al país, aumentar la producción y mejorar la calidad de vida de los dominicanos.

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