Gobernantes, dirigentes políticos, ejecutivos, analistas, etc., se asombran de los resultados de algunos sondeos de opinión, sobre todo cuando no se ajustan a lo que ellos esperaban o suponían. Ello así, porque se ha constituido una norma que modula las conductas de muchos de los que influyen en determinadas áreas de poder político o económico, oír lo que les gusta y conviene, pues a su alrededor se crean círculos que con frecuencia los desinforman y los colocan de espaldas a la realidad. Ese fenómeno se ha constituido en una norma de uso y costumbre en muchos países, del que el nuestro no es la excepción.
Es cierto que algunos estudios o sondeos no obedecen ciento por ciento a manejos técnicos ni profesionales que ameriten ser tomados en cuenta; pero en general, las empresas reconocidas que se dedican a estas labores, ponen bastante empeño en que los resultados se ajusten lo más posible a la realidad, pues de su credibilidad depende su futuro. Aunque al publicarse cada sector le da su propia interpretación.
La gran habilidad de los gobernantes, líderes o dirigentes, no consiste solo en conducir gente, sino en interpretar lo que ellos quieren, buscan o necesitan. Por tanto, deben y tienen que darle respuestas satisfactorias a sus aspiraciones y reclamos, y crear los mecanismos idóneos para poder satisfacerlos.
Jamás deben enclaustrarse en sus ideas como si fuera la única luz que ilumina el universo. Tampoco aceptar las recomendaciones de grupos o sectores allegados, como si se tratara de la palabra de Dios, porque podrían estar cargadas de errores o de intenciones, no necesariamente las mejores ni positivas para lo que la mayoría quiere y necesita. Incluso para sus propósitos.
Gobernantes, lideres y dirigentes deben ser flexibles hasta donde las normas éticas y morales lo permitan. Estar siempre prestos a escuchar diversas vertientes de opinión. Analizar lo que les recomiendan sus allegados; las opiniones de los no comprometidos, como también los que provienen de sectores que pudieran ser considerados contrarios, reales o supuestos. En principio podrían dudar de cuales recomendaciones sean más positivas o beneficiosas a sus propósitos, pero su capacidad para asimilarlas y analizarlas con frialdad y sensatez, pueden conducirlos a tomar decisiones satisfactorias y convenientes.
Pero se les hace difícil a los gobernantes, líderes y dirigentes liberarse del enclaustramiento a que casi siempre los someten quienes se constituyen en sus zonas de influencias, y que muchas veces se convierten en entes de desinformación a quema ropa. A consecuencia de lo cual pueden pasar a ser víctimas de estrategias incontroladas, y en vez de dirigentes se convierten en dirigidos. Creyendo que bailan el ritmo que les gusta, terminan bailando el que le tocan.
Los resultados de los sondeos, en vez de asustar o entusiasmar, deberían servirles de guía para mejorar, modificar o cambiar. Crear las condiciones para que ese cambio conduzca a una realidad diferente. Evitar colocarse de espaldas a la realidad. Porque las realidades no son producto de la imaginación, sino de los hechos, y no se cambian solo con estrategias de promoción.