«Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de los que no se ve». Hebreos 11:1
La confianza se ha convertido en una creencia, en vez de ser una experiencia. Muchos tienen miedo de confiar, porque al abandonar las creencias surgen las dudas.
La confianza no se cultiva. La confianza cultivada se convierte en creencia. La creencia obliga a las dudas a esconderse en la sombra.
Para investigar es preciso pasar por las dudas. Ellas indican que estamos movilizando las viejas creencias. En ocasiones, las dudas se manifestarán en forma de dolor o síntoma.
La duda es parte del camino que conduce a la víctima a transformarse en héroe. Todos tenemos que experimentar la noche oscura, antes de ver la luz del amanecer. La duda es parte del recorrido hacia el despertar en el Amor. Pero cuando llega el amanecer de un Nuevo día después de una noche oscura, sabrás que hacer el recorrido ha valido el esfuerzo.
La vida es un misterio. No es para comprenderla, sino para vivirla, experimentarla, ¡constatarla! Cuando nos conocemos a nosotros mismos aprendemos a confiar en quienes somos.
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La desconfianza es un reflejo de la duda que tenemos en que nosotros mismos podemos tratarnos bien y conducirnos a un buen lugar. Con frecuencia, otros confían más en quienes somos que nosotros mismos. De ahí, la importancia y valor de participar en los grupos.
Mientras avanzamos en el misterio, en el terreno de lo desconocido, es preciso contar con una gran dosis de coraje y confianza. La mirada de los demás hace más fácil el proceso.
Es necesario buscar los recursos que necesitamos para ganar fuerzas y lanzarnos a la aventura del autodescubrimiento. Conócete a ti mismo es la invitación de todos los caminos al Ser.
En Rituales Sistémicos aprendí a mirarme al espejo y decirle a la imagen que me muestra: “eres todo lo que necesito en este momento”. De este modo, puedo renunciar a la ilusión de cambiar lo que aún no tengo fuerza de modificar, y vuelvo a la inocencia que me brinda paz.
Una persona que tiene poca confianza dudará poco. Las creencias visten de seguridad a las dudas. ¿Quién que busque seguridad se lanza a las profundidades? La profundidad siempre implica un riesgo. Sólo podemos profundizar cuando hemos ganado confianza.
Este no es un acto ciego. Es necesario que participe la mente. Ella es quien sabe buscar e indagar. Pero también es necesario abrir el corazón para que la mente sea sensible.
Cuando la mente confía en la guía del corazón, surge la fe. La confianza es personal, la creencia es social y la fe es de todos. Jesús es la fuente de la fe.
En Juan 14: 6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.Feliz Pascua de resurrección.