Lo mejor que podemos hacer por otro no es sólo compartir con él nuestras riquezas,
sino enseñarle como reconocer las suyas.
Benjamin Disraeli
La resistencia es el principal enemigo del deseo. Necesidad y satisfacción son energías muy distintas. La mayoría de las personas, han heredado muchas necesidades de la familia; reconocimiento, seguridad, valía, confianza, amor, entre otras cosas. Así, van por la vida necesitando en lugar de permitir (se) recibir la riqueza. Si deseas que algo diferente ocurra, es esencial que sueltes las necesidades que absorbiste de la familia desde la infancia.
Los anhelos empiezan en la infancia. Luego, te cansas de anhelar y renuncias a desear. Transformar las viejas creencias en nuevas actitudes y pensamientos poderosos, es el paso principal para sintonizar con la prosperidad. Los anhelos se contrarrestan cuando te desenfocas del cómo y pones la atención en para qué lo deseas.
La riqueza es un asunto de consciencia.
El proceso de atraer la riqueza se fundamenta en hacer crecer tu contenedor, para poder abarcar más de ella. Esa es una estrategia muy poderosa porque el Universo no tolera el espacio vacío. Tan pronto hay un espacio nuevo o se despeja algo viejo para hacer espacio, el Universo lo ocupará con nuevas oportunidades, trabajo, prosperidad, pareja, felicidad, etc.
Cuando una persona es un contenedor pequeño, no tiene el espacio para que el Universo pueda hacer su trabajo de llenado. Las estadísticas muestran que el 87% de los ganadores de lotería pierden millones en unos cuantos años. De este modo, vuelven a la misma situación económica que les resulta familiar.
La kabbalah afirma que los problemas de dinero no se resuelven con dinero. Los ganadores de lotería son un buen ejemplo de que aunque llegará una gran cantidad de dinero, si la persona no es un contenedor lo suficientemente grande, lo recibido se va a derramar.
El dinero y la abundancia están más relacionados con el estado de consciencia que se posee que con las circunstancias que se experimentan. Por experiencia propia, sé a ciencia cierta que es posible crear lo que deseamos si elevamos nuestro nivel de conciencia. Los artistas urbanos y los peloteros son un buen ejemplo de que la riqueza está por encima de la familia en que nacimos, la educación, la falta de oportunidades o la crisis.
La función de la mente y la función del corazón.
La mente es la encargada de mantener el control de la vida física. El mecanismo que utiliza para cumplir esta función es la separación. Usualmente, la división es una vía de dominación. El control es anti-natural. La separación nos enferma, la unidad nos sana.
El espíritu no se separa, por eso la mente teme a la rendición. La rendición solo es posible desde el amor. El corazón se relaciona con el amor. Cuando mente y corazón se unen se revela la grandeza.
En su intento desesperado de mandar, la mente separada buscará como aliado al saboteador interno. Si no tienes buena relación con tu saboteador, éste se unirá a la mente dividida con sus ayudantes: miedo, inseguridad, desconfianza, preocupación, duda y temor al fracaso. De este modo, tú mismo destruirás los deseos y los sueños que albergas.
La mayor parte de los pensamientos son de oposición, operados por la mente subconsciente. Los pensamientos tienen el mismo poder de una bomba atómica, ningún deseo sobrevive al ataque destructor de los propios pensamientos negativos.
Si deseas algo, la salida es el amor. El corazón te indicará el camino. Cuando sigues al corazón y le das a él la autoridad sobre tu vida, la mente solo puede sujetarse al movimiento nuevo. Gran parte del trabajo espiritual consiste en disciplinar a la mente para que pueda consentir la autoridad del corazón.
La mente disciplinada es una poderosa herramienta para realizar deseos y obrar milagros. Cuando el corazón impulsa a un deseo, todo el universo está a la disposición de su cumplimiento. Todo lo que trasciende crece hacia el cielo. Los árboles pueden crecer muchos pies de altura sin limitación. Al no tener mente, se limitan a desarrollar su potencial. Eres un árbol con voluntad para salir de la madre (materia) e ir hacia el padre (espíritu).
Uno de los cambios más poderosos que puedes hacer es elegir la prosperidad con todas tus ganas, sin importar las circunstancias. ¿Cuál es el precio? Renunciar a la culpa. Abraham Hicks afirma:
“Un deseo dentro de nosotros que no esté enlazado con la duda es divino,
y un deseo que está cubierto de dudas es anhelo.
Así que, si tienes deseos que no están sucediendo, retrocede un poco
y deja lo especifico de como sucederá, todos sus detalles.
Comienza a hablar de para qué quieres tu deseo,
y en la generalización de para qué lo quieres va a disminuir la resistencia,
y entonces el deseo te traerá placer.