El Medio Oriente es una zona estratégica por ser el mayor productor de petróleo del mundo. Atravesado, históricamente, conflictos, pues innumerables imperios y naciones, desde los tiempos de su mismo origen, buscan acaparar y beneficiarse de la región. La zona sufre de manera constante de discordias entre sus propias naciones, en parte por la fragmentación religiosa, que se produjo luego de la muerte de Mahoma, en dos grandes grupos: los sunitas y los chiitas. Los chiitas entendían que el próximo líder debía ser descendiente de Mahoma, mientras que los Sunitas que debía ser elegido por la mayoría de los musulmanes. A partir de esa situación, se han dividido en prácticas y creencias hasta la fecha.
En 1916 se firmó, en secreto, el acuerdo Sykes-Picot entre el Reino Unido de Gran Bretaña, Irlanda y Francia para controlar Medio Oriente y dividirse los distritos en caso de ganar la Primera Guerra Mundial. La materialización de este acuerdo significó el desplome del largo período del imperio Otomano. Distinto a los Imperios occidentales, el otomano daba autonomía a las tribus religiosas. Los occidentales crearon naciones donde no había concepto de nación. Se considera que esta mezcla de religiones e ideologías constituye el principal detonante del actual terrorismo.
Zona de conflictos. El más reciente ocurrió entre 2010 y 2013. Se escenificaron una serie de manifestaciones de la población exigiendo democracia, desmantelamiento de regímenes autoritarios y mejor calidad de vida. Este período, que fue agravado por la guerra entre Irán e Irak, se denominó Primavera Árabe.
El mayor apremio de la Primavera Árabe aconteció en Siria, donde se desató una guerra civil. El presidente, Bashar Al-Asad, apoyado por Irak y Rusia, reaccionó con violencia ante los rebeldes que toman ciudades y atacan las tropas del gobierno terminando en brutales enfrentamientos. A la fecha, se contabiliza más de 250,000 muertos, entre ellos, cerca de 75,000 civiles y niños.
A la guerra en Siria le siguen los conflictos en Yemen y Libia. En Yemen se está dando una confrontación entre sunitas contra los huthies chiitas. A esto se une el malestar social causado por la dictadura de Ali Saleh desde 1990. Por su parte, Libia sufrió manifestaciones violentas de la población que reclama para que saliera del poder el presidente dictador Muamar Gadafi, y continuaron hasta su ejecución en octubre 2011. Se añade también el conflicto Israelí-Palestino que se caracteriza por trifulcas entre gobiernos y la población en una lucha por poder y cambio social.
Este escenario de violencia e incertidumbre permitió el desarrollo del Estado Islámico o ISIS, grupo terrorista fundamentalista mayoritariamente Yihadista Wahabita, encargado de ejecutar a militares y civiles reclamando la autoridad religiosa, sobre todo, de los musulmanes. Caracterizado por crueles ejecuciones a la luz pública y su posterior publicación en los medios, especialmente, en las redes sociales.
ISIS es, fundamentalmente, promovido por las madrazas, que surgen por un acuerdo entre los Wahabitas y Arabia Saudita en el que Arabia Saudita financia escuelas en distintos países en las que preparan niños enseñándoles religión fundamentada en el Corán y convirtiéndolos en fanáticos devotos. ISIS es impulsado también por el desplome de los regímenes autocráticos, las condiciones adversas a las que se enfrentan los jóvenes de la región y la caída del ejército de Saddam Hussein. El ejército desmantelado de Hussein era el mejor de la región y la mayoría de los oficiales pasaron a dirigir batallones del ISIS.
Hoy seguimos viendo las repercusiones de la Primavera Árabe. Los conflictos armados causan un malestar general que ha dado paso a una nueva etapa que hoy denominamos Invierno Árabe. Persiste la lucha por la democracia y la mejora en las condiciones sociales; etnia y religión siguen siendo grandes fuentes de división, el ISIS continúa tomando fuerza y ahora se suma la lucha política-económica por el desplome del petróleo. En el próximo artículo, nos enfocaremos en cómo influyen los precios del petróleo en Medio Oriente y en el resto del mundo.
Investigadora asociada: Julissa Lluberes.