“Este país requiere un Código Penal, el mejor posible, por lo que ahora trabajamos en la Cámara de Diputados en los elementos que necesitan mejoras, como la prescriptibilidad de los delitos públicos, que se puedan hacer”. Cito aquí al presidente del PRM, José Ignacio Paliza, porque nos ayuda a entender mejor lo que pasó en el Congreso Nacional con el Código Penal que tantas críticas y rechazos ha recibido en estos días, del que el partido de gobierno es corresponsable aunque parezca que pretende escurrir el bulto. A menos que se nos quiera decir ahora que al aprobarlo el Senado, y en medio de unas prisas que nadie ha explicado de manera convincente todavía, sus senadores actuaron por su cuenta y la de Dios y lo mismo hicieron los honorables diputados, lo que plantea otro escenario a considerar mucho más inquietante y peligroso.
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Tampoco ha explicado nadie porqué se decidió aprobarlo en esta legislatura y con estos legisladores, lo que necesariamente obliga a este desaconsejable corre corre ya que se está trabajando con el tiempo en contra. ¿O ese era el propósito, para que no hubiera oportunidad de leer, y mucho menos debatir, las barbaridades que le agregaron? La experiencia nos ha enseñado que con nuestros políticos ninguna hipótesis, por perversa o retorcida que parezca, es descartable, y que nos perdonen aquellos que desde sus conciencias saben que no están metidos en ese saco.
Es difícil saber desde fuera, sin conocer las interioridades de las relaciones del partido oficial con sus legisladores, de quién fue la idea de sancochar el Código Penal antes de que arranque oficialmente el nuevo período de gobierno y asuman los nuevos senadores y diputados. Pero si alguien creyó que le hacía un favor al presidente Luis Abinader quitándole de encima ese problema ha sido todo lo contrario, por lo que puede asegurarse que en estos momentos el mandatario no está precisamente agradecido por todo este alboroto, y mucho menos contento.