Dinámica, la Feria Internacional de Turismo (FITUR) se torna cada año más interesante y apetecible para muchos: ir a Madrid es casi una moda, un vicio que puede rayar en el ridículo.
A raíz de ello, el estand de la República Dominicana se hace cada vez más pequeño aunque crezca en proporciones y número de expositores: este año 59 empresas se colocaron en 1,180 metros cuadrados, donde además había artesanías, un anfiteatro y salas de reuniones, entre otros espacios ubicados en dos pisos.
El que Fitur llame tanto la atención no es casualidad: atrae un mayor volumen de inversiones con respecto a otras ferias. Este año, por ejemplo, los bancos Popular y Reservas cerraron con US$3,500 millones. Mimar Fitur es natural, además, porque los españoles son los principales inversores turísticos del país.
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De ahí que resulte casi normal el “fitureo o postureo en Fitur”, que viene de larga data en tierras castizas (el 22/1/2017 Pilar Martínez advertía que habían desembarcado en Madrid alcaldes y concejales de municipios andaluces sin hoteles). Muchos fituredores van a buscar clientes pero otros van a hacer política y/o a dejarse ver, algo que no debería suceder. Hay que tener cuidado, eso sí, de no tildar de fitureador a quien va a trabajar y no a brillar.De trabajar y brillar en un fitureo intenso