La historia de la formación de los Estados Unidos es de absorciones de territorios ajenos, de guerras de conquistas “imperiales”, desde el oeste norteamericano hasta Hawái y Puerto Rico. Ha forjado una cultura de guerra para resolver los problemas internacionales. El ex presidente Carter le espetó al presidente Trump en 2019: “nosotros estamos constantemente en guerra. EEUU es la nación más guerrera en la historia del mundo debido a la tendencia … a obligar a otras naciones a responder a nuestro gobierno y a los valores estadounidenses”, Lo cito frecuentemente porque a “confesión de parte relevo de pruebas”.
Carter tenía autoridad moral para decirlo porque durante su mandato el país no se involucró en guerras. Ciertamente no es únicamente una cultura guerrera es, también, un problema de intereses económicos, no solo para garantizarse recursos de otras naciones sino para proteger al poderoso estamento industrial militar. Ante Arabia Saudita, por ejemplo, miran para otro lado con relación a las denuncias de derechos humanos y de crímenes palaciegos. La consideran un gran cliente para la venta de armas.
La invasión rusa a Ucrania pudo evitarse; Moscú reclamaba el cumplimiento con los acuerdos de Minsk que Kiev había firmado para garantizar la integridad de la población rusa en el Este de Ucrania. Era solo autonomía no desgajamiento como la OTAN hizo en Kosovo por razones similares. Comenzada la guerra Ucrania empezó a negociar y el propio Zelensky expresó disposición a renunciar a la OTAN con garantías de seguridad. Desde Londres Johnson reclamó que no firmara y Washington lo alentó a resistir prometiéndole que podría triunfar. Tienen esperanzas de ahogar a Rusia lo que está resultando difícil. Hay que empezar a reponer el inventario de armas desgastadas: negocio conveniente.
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Ahora quieren hacer lo mismo con China y alientan solapadamente la independencia de Taiwán, único motivo por el que China reconoce habrá guerra. No hay otra posibilidad porque en reiteradas ocasiones ha asegurado que opta por la reunificación negociada.
Arbitrariamente comparan dos situaciones diametralmente diferentes. Rusia y Ucrania son naciones soberanas enfrentadas. Taiwán es parte inalienable de China; un problema interno. Lo único similar es que es una guerra evitable con la que creen que acorralarían a Beijing para presentarlo ante el mundo como “conjura” de “autoritarios” y aplicar sanciones a la segunda economía global poniendo más de cabeza al mundo. Como he dicho anteriormente, al que se trata como enemigo reacciona como enemigo.
Serénense, eviten una terrible resaca.