Para enfrentar el riesgo de desempleo deben combinarse los mejores instrumentos para no perjudicar, sino por el contrario, promover el empleo y la formalidad laboral.
Durante décadas la República Dominicana ha hecho su mayor énfasis en la cesantía para enfrentar el riesgo de desempleo, y hay quienes ahora favorecen que el énfasis se ponga en el seguro de desempleo.
Y la experiencia indica que la manera más eficiente de enfrentar el riesgo de desempleo para un país es no encerrarse con ninguna de esas políticas, sino crear un sistema de protección de solución múltiple e integral, con políticas tanto activas como pasivas, para enfrentar ese riesgo.
En el caso de la cesantía, que es una política pasiva, un trabajo de la Cepal sobre la protección frente al desempleo en América Latina, de la autoría de Mario D. Velásquez Pinto, observa que las indemnizaciones aparecen regularmente asociadas con efectos no deseados, tales como forzar renuncias, despidos anticipados y conductas orientadas a provocar el despido como una única vía para obtener tales prestaciones.
Adicionalmente, plantea que terceros se se quedan con parte del pastel, pues las disputas laborales sobre la materia constituyen regularmente la mayor carga de trabajo de los juzgados laborales en América Latina, lo que muestra que este beneficio, en muchos casos, no necesariamente es recibido por los trabajadores o, al menos, en el momento en que efectivamente se requiere.
En cuanto al seguro de desempleo, con el que pocos países en la región cuentan, el informe plantea que las evaluaciones disponibles indican que este tipo de programas no constituye una red de seguridad para los trabajadores más pobres, ya que en general, estos programas benefician a trabajadores asalariados de los deciles medios de ingreso.
Este efecto se explica principalmente por el alto grado de informalidad existente en las economías de la región, así como por la presencia de un alto componente de empleo transitorio entre los asalariados, lo que se torna en barreras de acceso a los beneficios, afectando especialmente a los trabajadores más pobres.
En el caso de que el seguro de desempleo sea financiado con un alto componente de aportes estatales, se plantea que tendría relativamente mayores efectos regresivos, si su principal efecto fuese proporcionar protección a grupos de trabajadores de mayores ingresos.
En el país hay quienes sugieren que ese seguro sea financiado sólo por las empresas, un costo laboral adicional que no asumirán a gusto y que en caso de que se pudiera implementar podría generar una mayor informalidad.
La evaluación del informe de la Cepal es más benigna, entre las políticas pasivas, con las Cuentas de Ahorro Individual por Desempleo, que ofrecen la ventaja, según explica, de “internalizar en los trabajadores el costo de los beneficios de desempleo, ya que forman parte de su patrimonio, con lo que se evita el riesgo moral presente en muchos esquemas de seguro, y por lo mismo también presentan ventajas respecto de las Indemnizaciones por Despido”.
En efecto, los beneficios derivados de las indemnizaciones, a través de la Cuenta de Ahorro Individual, se hacen efectivas sólo una vez que la relación de trabajo concluye, y no obligan al empleador a efectuar depósitos regulares, ya que no hay exigencias legales para que las empresas constituyan reservas reales destinadas a asegurar su pago.
Esta característica, que anticipa problemas de liquidez cuando deben hacerse efectivas, induce a la reproducción de comportamientos no deseados orientados a evitar su pago.
“De este modo, la existencia de pagos periódicos a las Cuentas de Ahorro Individual permite evitar el riesgo moral en la empresa y así garantizar el pago al trabajador en el evento del desempleo. En la medida que las contribuciones a las cuentas operan como un costo cierto y no vinculado exclusivamente al despido, favorece relaciones laborales flexibles.
El informe observa que otra dimensión en la que las Cuentas de Ahorro ofrecen ventajas relativas, radica en que pueden operar con relativamente bajos costos de administración, pues pueden utilizar la institucionalidad financiera o bancaria existente en cada país.
Entre las desventajas identificables sobre su operación, se anota la existencia de restricciones de liquidez, la que puede inducir a una baja valoración de los fondos acumulados por parte de los trabajadores y, en consecuencia, generar incentivos para promover acuerdos destinados a sobre-utilizar los recursos acumulados, mediante la simulación de despidos.
La protección contra el desempleo debe ser diseñada a partir de una evaluación de las políticas activas (Programas de empleo directo, Incentivos a la contratación, Servicios de empleo) y pasivas (Cesantía, Seguros de desempleo, Cuentas de Ahorro Individual) para enfrentar el riesgo de desempleo, haciendo una combinación de los mejores instrumentos para no perjudicar, sino, por el contrario, promover el empleo y la formalidad laboral en el país.