La Convención de los Derechos del Niño aprobada por Naciones Unidas en 1989 (y ratificada por España en 1990), reconoce en su artículo 31 el derecho del niño al descanso, al esparcimiento, al juego, las actividades recreativas, la vida cultural y las artes.
La expresión cultural y artística se articula y se disfruta en el hogar, en la escuela, en la calle y en los lugares públicos, así como a través de la danza, los festivales, las artesanías, las ceremonias, los ritos, el teatro, la literatura, la música, el cine, las exposiciones, las películas, las plataformas digitales y los videos.
El derecho de los niños a participar libremente en la vida cultural y las artes exige que los Estados, respeten el acceso de los niños y las niñas a esas actividades y su libertad de elegirlas y practicarlas, y se abstengan de inmiscuirse en ello, salvo por la obligación de asegurar la protección del niño y la promoción de su interés superior. La decisión de los niños y las niñas de ejercer o no ejercer este derecho es una elección propia y, como tal, se debe reconocer, respetar y proteger.
Es por esto que la falta de inversión en oportunidades culturales y artísticas para los niños y niñas es uno de los mayores obstáculos en el desarrollo del mismo. El acceso de los niños y las niñas a estas actividades se ve muchas veces restringido, en algunos casos, por una serie de factores que incluyen la falta de apoyo de los padres, el costo del acceso, la falta de transporte, el hecho de que numerosas exposiciones, juegos y actividades se centren en los adultos, y la falta de participación de los niños y niñas en la definición del contenido, el diseño, el lugar y la forma de las actividades.
Es importante que como padres y/o tutores incentivemos a los niños desde pequeños a participar en las veladas, show artísticos, talent show y demás, pero sin que olvidemos nunca el papel real y el valor dado a la opinión de los niños, niñas y adolescentes en los procesos de su participación, partiendo de respetar los límites de lo que es apto para ellos, con letras de canciones, bailes y presentaciones afines a su edad. Es preciso considerar el papel de los niños y niñas como activo, en diferentes momentos, edades, escenarios y crecimiento en la práctica de esa participación infantil como algo dinámico, circular, flexible y adaptable al contexto y circunstancias.
Muchas veces vemos cómo lamentablemente los niños están presentes en el proceso, pero no comprenden de qué se trata ni sus propias acciones. Y esto lo podemos evitar si optamos por consultarles e informarles el proyecto cultural, artístico y/o musical diseñado y dirigido por adultos, pero donde los niños comprenden las intenciones del proyecto y sus opiniones se toman en cuenta, ya que deben asumir un papel significativo (no decorativo).