Este Gobierno llegó al poder encontrando las finanzas públicas en condiciones muy precarias, agravadas y deteriorándose por Covid 19, decimos así porque además de las deudas externa e interna, también había un pasivo social inconmensurable, todo lo cual es de conocimiento general. Frente a esta situación todos nos opusimos a una reforma fiscal, y también a tomar más préstamos, todo a pesar de que el Gobierno desde el 16 de agosto ha tomado la decisión de mejorar la calidad del gasto eliminando el dispendio, con resultados satisfactorios.
La oposición política cumple sus funciones hiperbolizando las demandas sociales, que ellos mismos dejaron pendientes, porque apuestan al fracaso de esta gestión, pero olvidan que una catástrofe nos hundiría a todos por igual.
Los organismos recaudadores efectúan esfuerzos sobrehumanos para obtener recursos, aplicando las reglas legales vigentes, muchas veces manifestando excesos de celos, que rayan en lo irracional. Porque no se debe ignorar la letra legal, ni en aras del bienestar general como sucede en estos casos.
En esta ocasión vamos sugerir un ligero cambio en el Código Tributario que sería provechoso al doble nos referimos a la deducción de los honorarios médicos y dentales mediante comprobantes fiscales corrigiendo la injusticia al permitir a todos que los copagos se deduzcan en una proporción adecuada, cónsona con el nivel de ingresos de las personas físicas y a su vez poner a pagar el Impuesto sobre Rentas a los profesionales de la materia.
Esta deducción podría decir: Serán deducibles de las rentas totales de las personas físicas previo comprobantes fiscales los gastos pagados por concepto de honorarios médicos y dentales.