La depresión, la angustia, la ansiedad y la obsesión son nuestros principales obstáculos para alcanzar la felicidad; nos hacen perder la facultad de vivir plenamente.
Nos vamos acostumbrando a estas emociones negativas, al punto que nuestro cerebro se va condicionando hasta adquirir el hábito de ser infelices y/o vivir en una amargura parmente.
Los seres humanos tendemos a transformar y/o confundir fácilmente los deseos con necesidades, esto nos lleva a una autoexigencia o presión emocional, pues nos sentimos insatisfechos cuando no tenemos lo que deseamos y llegamos a creer que esto nos falta para vivir, como si se tratara de una necesidad básica.
Pasamos de trabajar por esa meta o sueño y disfrutar el proceso a amargarnos el presente por algo que queremos y aun no tenemos. Puede tratarse de algo pequeño o sencillo o de una meta difícil de alcanzar. Pareja, hijos, un carro, incluso querer llegar a alcanzar el éxito.
Para ser felices debemos crear el hábito de ser personas optimistas, positivas, y satisfechas con la vida, con lo que somos y con lo que tenemos. Debemos aceptar lo que realmente no podemos cambiar y trabajar con entusiasmo y alegría en lo que si podemos transformar.
Las personas que se amargan la vida muchas veces chocan con su realidad, muestran dudas e inseguridades que les dificultan alcanzar sus objetivos, esto las lleva a amargarse o sentirse infelices.
Cuando evaluamos lo que nos ocurre como algo grande y terrible, a veces lo sobredimensionamos porque lo vemos desde el negativismo y la catástrofe. Esto nos lleva a perder la objetividad y la calma para resolver el conflicto, incluso nos impide tener el discernimiento para buscar una solución real.
El primer paso para dejar de amargarte debe ser identificar lo que realmente esta pasando por tu cabeza. ¿Cuál es el mensaje que está recibiendo que te provoca tanto malestar? ¿Por qué no eres feliz? Analiza si tus expectativas son tan altas que chocan con tu realidad.
Identifica tus emociones, ideas y creencias, sean estas irracionales o no, para que puedas enfrentarlas desde el cuestionamiento positivo y constructivo no desde la confrontación. Así podrás sustituirlas por emociones placenteras que te provoquen un estado de bienestar y felicidad.
Las emociones negativas son normales y no desaparecen por completo, incluso nos ayudan a manejar situaciones de la vida, las que si desaparecen son las emociones desadaptativas, exageradas e insanas. Para esto debemos tomar la decisión de querer ser felices, valorar los pequeños gestos cotidianos para aprender a vivir mejor.
Recuerda que la vida nunca estará exenta de incomodidades, sufrimientos, errores, conflictos y frustraciones, si no puedes solo busca ayuda de un profesional, pues ser feliz es nuestra gran misión, la vida es solo una, corta y maravillosa. La clave para salir de la amargura la tienes dentro de ti, solo tú puedes elegir entre ser feliz y trabajar para ello o cruzarte de brazos y seguir amargado. . La autora es psicóloga y educadora, directora y fundadora de MLC SCHOOL Twiter: @MLC_Schoolrd @SVirginiaP Instagram: @pardillavirginia