El mundo que miran mis
ojos, que tocan mis manos
Quería historias reales y profundas. Mucho más aún. Quería que esas historias fueran un canto a la vida, que jugaran con el arte en sus diferentes formas de expresión y, sobre todo, que fueran aprovechadas para reflexionar y auscultar la razón de nuestra existencia como personas.
El resultado tangible, al cabo de largos meses de pulimento y orfebrería, fue un proyecto inmersivo, humano e inspirador, apalancado en el programa permanente de inclusión financiera de personas con discapacidad, APAPTodos, que me ha tocado el privilegio de impulsar desde la organización a la que pertenezco desde hace más de una década.
“Deja que te cuente el mundo que miran mis ojos, que tocan mis manos”, es una publicación multimedia que integra formatos impresos y digitales de la industria editorial, y sienta un precedente para la visibilidad de los avances de las personas con discapacidad en República Dominicana.
Este libro, eje principal del proyecto, presenta las historias de nueve personas con discapacidad, que han sido pilares claves para su comunidad y han contribuido a colocar a la Asociación Popular de Ahorros y Préstamos (APAP) como referente de inclusión en el sistema financiero dominicano.
Cada pieza que compone este proyectocuenta una historia por sí sola, seleccionada con un alto nivel de rigor profesional, artístico, técnico y literario, en perfecta armonía, para lograr el objetivo propuesto.
Entre sus características inclusivas destacan el uso del sistema braille y una versión en audiolibro para las personas ciegas,así como un cortometraje animado que utiliza un lenguaje visual adaptado a personas con discapacidad cognitiva.
Las historias están acompañadas por nueve piezas audiovisuales,subtituladas para facilitar la comprensión de las personas con discapacidad auditiva. En estos testimoniales, alojados en Youtube y dirigidos desde un código QR, intervienen las familias de las personas con discapacidad.
¿Es más persona el más inteligente?
“La lectura de este libro debería hacernos pensar sobre qué me hace a mí un ser humano. Si mañana me quedo ciego o sordo o con discapacidad intelectual, ¿dejo de ser yo mismo?, ¿dejo de ser persona?, ¿será que me reduzco a lo que tengo?, ¿será que me reduzco al desarrollo de mis facultades sensibles o intelectuales?, ¿es más persona el más inteligente?, ¿es más persona el que tiene la casa más grande? ¿es más persona el que posee mayor agudeza visual?”
El prólogo de este libro debía ser una pieza que encajara con precisión en la estructura global del proyecto. Debía ponerlo en manos de una persona con la sensibilidad, la profundidad y la amplitud de mira como la de Pablo Amez, director académico del área de Dirección de Personas de Barna Business School. Desde la primera vez que le escuché hablar en el aula de clases, sabía que debía convencerle de prologar el libro.
“El ser humano es el único ser que nace prematuro y requiere del útero familiar, donde crecemos fundamentalmente en la capacidad más potente de cualquier ser personal: el amor. Por eso, a través de la familia, la historia de pérdida se convierte en historia de amor y de superación personal. Pero esta superación personal hunde sus raíces en el amor”, escribe Amez.
Pablo cree oportunas estas reflexiones “en una sociedad que parece poner más sus intereses y afanes en el tener”.
“Se entiende que haya un cierto rechazo a todo aquello que no esté completo, que le falte algo. Así, vemos gente preocupada porque le falta un coche más grande o una casa más grande dado que su vecino lo tiene. Se fundamenta en la carencia de lo propio por la abundancia de lo ajeno”, apunta.
“En el ámbito material, ya sea externo o interno a la persona, estar completo requiere una mirada a lo ajeno, en una carrera sin fin por acumular, de lo que sea, más que el otro. ¿No será esta una suerte profunda de discapacidad social? ¿Será posible que la lectura de la vida de Ivelisse, Melqui, Cristina, Tommy, Apolinar, Robert, Mariana, Nomar y Amelia nos ayude a ver la mayor discapacidad de todas? Una discapacidad cultural que quizá no está presente en esas biografías personales, sino alrededor nuestro”.
Un canto al ser humano
En la construcción de esta narrativa me cabía la certeza de que debía desbrozar el camino que suele llevar a la pena, a la tristeza, a la desgracia, a la invisibilidad.
A la nulidad. Como a mí me ayudaron a salir de ese fango asumía el compromiso de ayudar a otros a salir.
Me decidí por retomar el periodismo literario, pero las exigencias corporativas no me daban tregua. Deposité mis expectativas en Vianco Martínez, periodista de altísima sensibilidad humana, quien conversaría y narraría la historia de resiliencia de estas nueve personas.
Embebido en sus propias emociones, tocado por las realidades propias y los entornos personales, familiares y sociales de los protagonistas del proyecto, me entregó la última crónica un año después.Como al buen vino, le permití a las historias reposar su tiempo en barrica.
La primera cata la haría con Elías Roedán, un talento egresado de Chavón y Parson School al que le he confiado mis proyectos editoriales corporativos con fe ciega. Sabía que Elías interiorizaría estas historias y las haría suyas. Yo solo debía dejarle ser. Dejarle crear. Soltar amarras. El resultado es una portada sobria y elegante, nueve ilustraciones y un diseño en sistema braille, guiado por las manos expertas de Verónica Tejeiro, dignos de la dimensión artística de Elías Roedán.
La fotografía como arte
El retrato fotográfico debía estar integrado al proyecto. Precisaba unos niveles de detalles importantes para cerrar el círculo. La sensibilidad de la luz no solo debía dejarse a la calidad de la cámara. La calidad humana de quien la manipulara también debía estar llena de luz. Ricardo Piantini era el otro artista que entraba en escena. Su experiencia con los deportistas paralímpicos le daba carta blanca para que los retratos alcanzaran estatus de obra de arte. Con cada foto de este libro, Ricardo informa, transforma, revela y cuestiona.
Raúl Camilo, desde la vicepresidencia de la Fundación Quiéreme como Soy, y Victor Pérez, desde el arrojo emprendedor y su curiosa mirada millennial, produjeron los audiovisuales comprimidos en códigos QR para el libro. Para coronar la intencionalidad artística de este proyecto, Tomás Pichardo Espaillat (Tomatico) creaba al cierre una pieza cinematográfica única, colorida, animada y corta, justo lo que demanda el cosmos particular de muchos.
Una visión corporativa, complementada por Gustavo Ariza desde la vicepresidencia ejecutiva de APAP, recuerda a la entidad como referente de accesibilidad e inclusión de personas con discapacidad en el sistema financiero dominicano y como modelo de Responsabilidad Social Empresarial integrado a la cadena de valor.
Este proyecto cierra cuatro años de producción editorial minuciosa, dedicada y apasionada. Madura la estrategia de inclusión financiera APAPTodos, y abre una nueva etapa de oportunidades para APAP y para las personas con algún tipo de discapacidad.
Espero, con auténtica vehemencia, que cada línea, cada página, cada historia, adentre al lector a otras realidades y que le permita ver el mundo desde otros ojos, sentirlo desde otras manos y contarlo desde un yo más humano.