¡Por fin, listos para salir hacia nuestro destino! Ese fue mi pensamiento al encontrarme insertado en el carro junto a mi esposa.
Salimos hacia ese bello y olvidado lugar, me refiero al municipio de Cotuí, otro paraíso de la República Dominicana, situado en la provincia de Sánchez Ramírez. Cuando íbamos saliendo de Santiago, teníamos la expectativa de encontrar una señalización que nos guiara hacia Cotuí; bueno, eso no pasó, llegamos a la vega sin poder ver una señal que dijera Cotuí, seguimos hacia el Cruce de Controba y al llegar a dicho cruce, tampoco pude ver el nombre de Cotuí; un suspiro se escapó de lo más profundo de mi ser, sentí un celo regional, una preocupación por mi prójimo, una descarga de enojo al ver como un municipio tan rico no estaba impregnado en las señalizaciones de las autopistas en suelo dominicano.
Cotuí, uno de los municipios más antiguos de la República Dominicana, fundado en el 1505, durante el gobierno de Nicolás de Ovando, llena de riquezas y de gente buena aun no está señalizada. Realmente debe ser señalizada y es urgente; es una falta de respeto a cada cotuisano(a) y a cada dominicano de no proveer ese servicio y deber por parte de las autoridades. Cómo es posible que una persona, un turista local o internacional, que nunca ha visitado a Cotuí se vea obligado a frenar su carro, a bajar los vidrios, exponerse al peligro de un accidente, luego buscar un transeúnte y desde el carro gritar a todo pulmón: ¡Amigo! ¿Me podrías decir donde está Cotuí? Y con una voz de conformismo recibir una dirección arcaica, en códigos informales y con una sonrisa de aceptación como si todo estuviera normal: “POR AHÍ”. Por ahí no es un nombre de un lugar, es el reflejo de un país que solo funciona cuando hay campaña electoral, es la reverberación de una conducta colectiva basada en la mediocridad, en el engaño y en el poco amor hacia el prójimo. Dejémonos de allante, de pantalla y de mentiras. ¿Cómo es posible que un municipio como Cotuí no está debidamente señalizado?
¿Y dónde está Cotuí? Está en la provincia de Sánchez Ramírez; se encuentra en el centro del país, en la subregión del Cibao conocida como Cibao Central. Es parte de las 32 provincias que conforman el territorio nacional. Pero más que eso, Cotuí inherentemente es rica, la historia no nos deja mentir, observemos que dijo el historiador Pedro Mártir de Anglería, en su obra Una Década de Orbe Novo, aquí el historiador está hablando de Cotuí y sus minas:
«Hay en la Española otra región con el mismo nombre Cotoi, la cual divide las provincias de Unhabo i Cayabo. Tiene montes i valles, allá está el origen del oro, no se cogen terroncitos ni al menudo: en piedras porosas i entre las vetas de las rocas se encuentra el oro sólido i puro: rompiendo las peñas se siguen los filones de oro». Este antiguo texto, pero revelador, nos lleva a reflexionar y a formularnos una pregunta: ¿Dónde está el senador, el diputado, el síndico, los regidores, los activistas, los empresarios? ¿Qué les impide a ellos no proyectar y exaltar a Cotuí a través de la señalización? Solo para pensar y reflexionar.
Cotui no solo tiene oro, posee la reserva de oro más grande del país. Cotuí produce más del 50 por ciento de la piña que se consume en el país. La mayoría del arroz que las familias dominicanas consumimos proviene de Cotuí; muchos no saben y no han visto el lago artificial más grande del Caribe, nos referimos a La Presa de Hatillo, la cual se encuentra en Cotuí. Cotuí es un municipio rico en historia, en agua, en oro, en cultura y arte. Si los funcionarios políticos de Cotuí, los empresarios de Cotuí, no son capaces de gestionar la señalización en las carreteras que nos guían a Sánchez Ramírez; con toda autoridad, también nosotros y el pueblo de Cotuí podemos llegar a la conclusión que ninguno de ellos posee el arte de administrar y gerenciar los intereses de los cotuisanos y cotuisanas. Dejemos de gritar: ¿Dónde está Cotuí?
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