Delio Gómez Ochoa dice no estaba contemplado aterrizar en Constanza

Delio Gómez Ochoa dice no estaba contemplado aterrizar en Constanza


El excombatiente declaró que no tomaron en cuenta el desabastecimiento de la zona, una razón del fracaso.

El excombatiente Delio Gómez Ochoa, quien formó parte de los 198 hombres que llegaron al país desde Cuba durante la expedición de Constanza, Maimón y Estero Hondo que tuvo lugar los días 14 y 20 de junio de 1959 aseguró que originalmente no se había contemplado aterrizar en Constanza, sino que originalmente se dirigían a San Juan de la Maguana.

Tras la llegada del excombatiente Enrique Jiménez Moya a Cuba, quien luchó contra Fulgencio Batista en apoyo a Fidel Castro, se desprendió entre los cubanos el compromiso de ayudar a combatir la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo en el Movimiento de Liberación Dominicano.

Luego de haber participado en el Movimiento 26 de Julio contra Batista, a Gómez Ochoa le fue encomendada la tarea de recibir a los expedicionarios en Cuba.

En una entrevista para el programa «Revista Dominical Dejando Huellas», producido por Onorio Montás y transmitido por CDNRadio, el excombatiente señaló que: “Todos los intentos que hubo antes (de la expedición) no contemplaban la liberación nacional que contempló el Movimiento de Liberación Dominicano, era la primera vez la primera vez en América Latina que se escribía un plan de liberación con justicia social”.

Gómez Ochoa y Jiménez Moya se conocieron el 12 de enero de ese año, cuando Castro realizó un viaje desde Santiago hasta La Habana y a partir de ese momento se desarrolló un fuerte vínculo amistoso entre ambos.

En un principio, no estaba previsto que Gómez Ochoa viajara al país junto al resto de los combatientes, sin embargo, según detalló: “A última hora y tras una negativa de un grupo de compañeros que no querían que yo viniera al país llegué al avión con Enrique, nunca me separé de él”.

Ambos se dirigieron hacia Cayo Espino, donde recibieron a un mensajero de parte de sus compañeros preguntando donde se reunirían, a lo que Jiménez Moya contestó que se decidió que una parte de los combatientes llegaran al país uno o dos días después que el primer grupo.

De acuerdo con Gómez Ochoa, el objetivo de esta táctica era permitir el posicionamiento y que no coincidiera el día del desembarco, sino, llegar con un día de diferencia a San Juan de la Maguana, pues la decisión de desembarcar en Constanza se tomó en el avión.

“Me plantearon la posibilidad aterrizar en otro lugar, Juan de Dios Ventura Simó planteó que en la pista de Ócoa el avión podría aterrizar, pero no elevarse de nuevo porque era muy pequeña y no tenía las condiciones. Le preguntamos por otra variante y explicó que debía ser en la Cordillera Central porque en un día determinado teníamos que reunirnos con los grupos que venían por la costa y que iban a avanzar hacia ese lugar”, explicó.

Pero no tomaron en cuenta que en aquel lugar no tendrían la posibilidad de recibir abastecimiento por mar y la población que residía en la zona era muy pequeña para producir comida para la cantidad de personas que se reunirían en el lugar.

En este sentido, se decidió trazar un nuevo rumbo cuidando que el avión no cayera en manos enemigas debido a su compromiso de salvaguardarlo.

Una vez aterrizaron, se dividieron en dos grupos: El primero, comandado por Jiménez Moya, quien tenía a su cargo a 33 hombres y el segundo, dirigido por Gómez Ochoa, compuesto por otros 20.

Debido a la falta de coordinación ambos grupos perdieron contacto y el 15 de junio, el grupo de Jiménez Moya fue bombardeado por la Aviación Militar Dominicana mientras la agrupación de Gómez Ochoa escuchaba los disparos a la lejanía.


Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que Poncio Pou Saleta, Merardo Germán, Delio Gómez Ochoa, Frank López y el adolescente Pablito Mirabal, el último grupo de expedicionarios que aún se encontraba en pie, fueran capturados cuando intentaban cruzar a Haití, luego de pasar dos días dando vueltas por lugares que no conocían sin agua ni comida.

“Nos llevaron a San Isidro y de ahí nos trasladan a La 40, quedé tan traumatizado que no me gusta hablar de tortura. Me presentaron un año después a la justicia y me condenan a 30 años de prisión y 100 millones de dólares para indemnización solidaria al Estado Dominicano en un juicio que duró dos horas”, detalló con indignación.

Otros expedicionarios corrieron con una suerte similar mientras que los menos afortunados terminaron siendo fusilados.

“Te voy a decir una cosa que nunca he visto publicada en ninguna parte: El 14 de junio cuando estábamos despidiendo las expediciones allá en Antillas, Ángel Miolán, Nicolás Silfa y Luis Aquiles Mejía estaban en el consulado americano en Venezuela denunciando la salida de las expediciones, es decir, que la CIA (Agencia Central de Inteligencia) tenía esa información y, por lo tanto, la tenía Trujillo”, reveló.