En las últimas gestiones deportivas de la actual administración del Estado se han tomado importantes iniciativas en procura de redefinir en la sociedad dominicana un nuevo liderazgo institucional enlazado con la democratización de los bienes y servicios del sector. De ahí que el titular de la cartera, Danilo Díaz Vizcaíno, asumiera desde el principio constituir alianzas con los diversos operadores, mediante el diseño de políticas claras y transparentes.
Ha habido una clara visión para reconocer los intereses en juego en el ámbito deportivo, por lo que la cartera deportiva ha centrado sus mayores esfuerzos en la cristalización efectiva de acciones y programas donde también interactúan las entidades de la sociedad civil y el mercado.
Sociólogos y analistas políticos concuerdan en que uno de los principales logros de la gobernabilidad democrática de los tiempos presentes, es saber trabajar o más bien armonizar con sectores contestatarios u opuestos, siempre que no se vulneren los principios y prerrogativas legales y constitucionales.
Por ello, para convencer a la ciudadanía sobre la necesidad de promover un real proceso de institucionalización en el sistema deportivo, ha sido determinante contar con un sólido y convincente liderazgo interpersonal. De acuerdo con el español Antonio Hernández Medo, especialista en psicología del deporte, el líder democrático actualizado toma decisiones tras potenciar la discusión en el grupo o institución, recibiendo de buen agrado las opiniones de seguidores o subalternos.
En el asociacionismo deportivo privado del país, específicamente la vertiente olímpica, se mantiene una estructura caracterizada por el inmovilismo dirigencial, lo cual contrasta con lo que ocurre en muchas de las sociedades avanzadas donde la mayoría de las federaciones son entidades de carácter democrático y participativo, que se desenvuelven como agentes colaboradores de la administración pública, adecuándose a los procesos y normativas legales.
Tal problemática radica en que los directivos generalmente tras ser elegidos permanecen mediante reelecciones consecutivas en los principales puestos ejecutivos por largos periodos de 12, 16, 20 y 30 años. El inmovilismo impide el ascenso de nuevos liderazgos con potencial para aportar ideas y ofertar mejores servicios a la comunidad. Hay quienes sostienen con razón, que prolongarse más de lo normal en puestos de mando terminan considerándose seres providenciales y dueños de la entidad.
Nuestro modelo deportivo, considerado hace algunos años en un estudio realizado por especialistas españoles por encomienda del Consejo Superior de Deportes de ese país, fue tipificado como abstencionista, que es cuando el poder público se abstrae y no interfiere en la ordenación de las entidades privadas. Sin embargo, en las dos últimas gestiones el modelo ha emergido como de tipo mixto, con una mayor incidencia del poder público sin llegar a un total intervencionismo.
Una de las tareas más efectivas de las autoridades del MIDEREC ha sido racionalizar el gasto y el manejo de las cuentas en el deporte, porque si bien la asignación al deporte dentro del Presupuesto General del Estado, ha tenido un ligero aumento para el año 2020 que alcanza el tope de los 3,000 millones de pesos, esa cifra todavía está por debajo de la demanda in crescendo del sector, toda vez que solo en el marco de una gestión que crea espacios con la participación plural de la ciudadanía se pueden alcanzar grandes logros deportivos conforme con nuestro fenotipo y potencial.