Las políticas impulsadas por la presente administración en procura de lograr la institucionalización y producir un ordenamiento del sistema deportivo nacional que garantice la democratización del sector en oportunidades, servicios y bienes, a todas luces definen un nuevo liderazgo institucional.
Si bien se venía reconociendo un nivel de avance del deporte doméstico en los últimos lustros, es con la instalación de la actual gestión que se produce una vigorosa iniciativa por la transformación estructural, mediante un mayor impulso y equilibrio entre las diversas modalidades, partiendo de una redefinición de las estrategias.
De ahí la correcta decisión de establecer acuerdos con los distintos a actores, en un amplio contexto de participación ciudadana y de respaldo a los gobiernos locales, con el objetivo de que se conviertan en sostén del progreso territorial en deporte.
Este año se proyecta pródigo en el cumplimiento de importantes compromisos locales e internacionales, mediante una intensa y decidida labor desde las escuelas, universidades, clubes, asociaciones y federaciones. De igual modo se ha puesto énfasis en mejorar las condiciones de vida de los atletas que ahora se alimentan mejor y practican en instalaciones más limpias, adecuadas, seguras y confortables.
No solamente era necesario integrar a otros organismos públicos en la formulación de un plan nacional de desarrollo del sector, sino emprender la tarea de buscar un entendimiento con sectores tradicionalmente beligerantes y grupos de presión contestatarios de la política deportiva oficial.
Ha habido suficiente claridad de ideas y visión para poder reconocer los intereses en juego en el sector deportivo, por lo que la organización del deporte público ha centrado sus mayores esfuerzos en la cristalización efectiva de una serie de programas y proyectos en un escenario donde también accionan la Sociedad Civil y el mercado.
Ha quedado claro entre sociólogos y analistas políticos, que una de los logros de la gobernabilidad democrática de la actualidad es saber trabajar, o más bien armonizar, con los opuestos o no aliados, siempre que no se vulneren principios y prerrogativas constitucionales.
Para convencer a la comunidad sobre la necesidad de promover un proceso de institucionalización en el sistema deportivo nacional, se requería poseer un sólido liderazgo interpersonal, además de llevar a cabo una serie de iniciativas convincentes en modalidades como el deporte para todos, el deporte federado, el deporte en edad escolar y el deporte espectáculo o profesional.
Una de las tareas más urgentes y esenciales para desbrozar el camino han sido los esfuerzos por racionalizar el gasto y el manejo de las cuentas en deporte, al tiempo de poner en vigor una mejor distribución de los recursos estatales asignados a la cartera.
También urgía la implementación de estrategias de equidad en el deporte en término territorial, de género, así como la motivación y movilización de recursos humanos en sentido de identidad nacional en el sector.
El hecho de que los derechos deportivos de la ciudadanía quedaran consagrados en nuestra Constitución por primera vez a partir del 2010, no era suficiente, sino se expresaba en la práctica una voluntad política a todos los niveles, como ha ocurrido en la presente administración.
El trabajo para concretar una positiva gestión ha sido arduo y consistente; los malos augurios han ido quedando atrás, para dar paso a una etapa de indiscutible progreso y cumplimiento, gracias al empuje del liderazgo institucional del principal organismo deportivo oficial y al respaldo del Gobierno Central.