Las relaciones públicas, al igual que los demás componentes que sustentan las estructuras de comunicación, tienen por delante muchos y variados desafíos. Por ejemplo, en el entorno competitivo y globalizado actual, cada vez son más las organizaciones sociales que emprenden acciones de rechazo en contra de las empresas, instituciones y marcas que incurren en malas prácticas gerenciales y medioambientales. En este sentido, se espera que el talento humano de relaciones públicas tenga las competencias, habilidades y experiencia para prevenir y corregir los conflictos que se puedan originar dentro y fuera de las empresas e instituciones.
Otro de los desafíos que habrá de asumir el personal responsable de planificar, ejecutar y controlar las políticas, objetivos, estrategias y acciones tácticas de relaciones públicas, es el de aprender a gestionar el diálogo como plataforma holística y proactiva para disminuir las causas que producen conflictos y establecer mecanismos que favorezcan la articulación sincera entre las organizaciones y sus diferentes grupos de interés. En pocas palabras, el desafío consiste en transformar al relacionista en un negociador efectivo.
El profesional que pretende ser exitoso gestionando las relaciones públicas en el siglo XXI, tiene que asumir el desafío de desarrollar competencias en liderazgo, empatía y comunicación, con la finalidad de convencer a los directivos y ejecutivos de las empresas e instituciones, con respecto a la prioridad y al valor que ocupan en las agendas de los grupos que vigilan el uso racional de los recursos naturales, la producción limpia o verde. Las relaciones públicas son un canal permanente de diálogo y vínculo entre los intereses de las organizaciones y los sueños de la comunidad. Todas las empresas, instituciones y marcas necesitan el apoyo y la presencia de las relaciones públicas.