Un liderazgo comercial que ha disfrutado del monopolio exclusivo de múltiples bienes no logra acomodarse al escenario en que un nuevo actor demuestra alta competitividad y eficiencia contra el cual no se siente capaz de competir y rebusca artificios burocráticos y legales para cerrarle el camino.
El mundo desarrollado debiera comprender mejor que cualquier otro ente que el desarrollo no se frena y que es más sabio y productivo hacerse parte de él. China, llegada tarde al desarrollo capitalista, ha sabido aprovecharse de los viejos principios de la economía capitalista de las “ventajas absolutas” y las “ventajas comparativas” y explota con gran eficiencia sus conquistas productivas en sectores claves de las que el mundo podría aprovecharse y buscar sus propias “ventajas” al margen de viejos monopolios.
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Precisamente las sanciones, aranceles y prohibiciones contra bienes y compañías chinas han resultado un acicate extra para alcanzar logros excepcionales en varias áreas estratégicas nacionales y globales: automóviles eléctricos, baterías, drones, computadoras cuánticas, paneles solares -para 2028 alrededor del 60% de la energía renovable se generará en China-, líder en tecnología 5G con más de 4 mil estaciones instaladas en todo el país. Sorprendió globalmente con su plataforma DeepSeek de IA. Primera productora mundial de manufacturas. Las aplicaciones Tiktok, Catcup, Shein, Temu revolucionan y asustan al mundo.
No es milagro; es consecuencia de políticas inversionistas centradas en el desarrollo y no en armas. Consecuentemente, es “responsable” de la histeria anti china que despierta. Igual pasa en el comercio local. Unos reclaman restricciones para limitar la presencia de la competencia china. Es legítimo reclamar que todos los actores, foráneos y locales, se ajusten a las normas y leyes y que las autoridades velen por ello, pero eludir la competencia pretendiendo recurrir a medidas extra comerciales no es limpio. Las grandes plazas comerciales repletas de famosas marcas internacionales resultan tan justamente provechosas para sectores de altos ingresos como lo son los negocios chinos para sectores mayormente de bajos ingresos. Los productos chinos han estado entrando a este país por más de 15 años traídos y vendidos por sectores empresariales nacionales que, entonces, aprovechaban sus bajos precios para beneficios lógicos. No hablamos de prácticas extrañas ajenas, hablamos de capitalismo y en el capitalismo hay que competir, por ello es empresarialmente desleal e ilegítimo buscar exclusiones burocráticas. Mejor que excluir deben identificar mejores opciones de suministro y adecuadas estrategias de beneficios.