La descomposición social y familiar, son algunos de los factores que han influido de manera negativa, en los actos de violencia contra menores de edad, en la mayoría de los casos, afectando a sectores de clase baja.
Esto, a juicio del sociólogo Cándido Mercedes, quien entiende que es necesario trabajar en la familia, para evitar que niños continúen siendo víctimas de abusos, violaciones e incluso muertes, como las registradas en los últimos días.
“Lo que estamos viendo es producto de factores sociales que se han ido agravando. Hemos ido de más a menos y hay una enorme descomposición, la cual se expresa en la descomposición social y la marginalidad”, sentencia el profesional de la conducta humana.
Uno de estos casos ha sido la desaparición de la niña Willenny Lorenzo Herrera, cuya desaparición acaparó la atención de la prensa, hasta que su cuerpo fue hallado el pasado viernes en una callada de San Cristóbal.
Su búsqueda destapó una serie de denuncias contra el principal sospechoso de la desaparición y aparente asesinado, Juan José Sánchez Nivar, alias Bruly, quien guarda prisión preventiva por otros casos de abuso sexual a menores de edad.
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Para Mercedes, estos casos guardan relación con la gran cantidad de hogares monoparentales, que obligan a los padres y madres con tutela de los infantes, a tener que abandonar sus vástagos, para poder proveerles sus necesidades.
Es justo en ese momento donde se abre el hueco para que este tipo de abusador, saque provecho de la situación y seduzca al menor y en algunos casos, incluso, aplique fuerza para reducir a su víctima.
“Estamos hablando de que en la República Dominicana el 40% de las familias son monoparentales y hay madres solteras ausentes en la búsqueda del trabajo que dejan a sus hijos solos y en medio de esta descomposición de seres humanos altamente enajenados, se propicia todo esto”, afirma Mercedes.
El experto asegura que esta situación se convierte en un círculo vicioso, en el que se repite el mismo patrón, dejando niñas y adolescentes embarazadas y con un futuro prácticamente sentenciado al fracaso.
Casos como el de Willeny, hacen recordar otros crímenes parecidos, que aprovechan la vulnerabilidad económica y social de las víctimas.
Como este, otros crímenes han consternado a la sociedad, en algunos casos, involucrando a personas cercanas a las víctimas, lo que evidencia además, el grado de traición que reflejan algunos de estos individuos, como sucedió con la niña de 8 años Liz María.
La menor habría sido abusada y asesinada por Esterlin Francisco Santos, “el Panadero”,quien lanzó su cuerpo al mar Caribe, sin que pudiese ser recuperado.
Por este crimen, el panadero fue condenado a 30 años de prisión, luego de que un tribunal hallase pruebas suficientes que le incriminaban.
Estos son solo algunos de las violaciones y muertes que afectan a esa clase vulnerable, que según expertos, debe ser intervenida desde políticas públicas enfocadas en la educación y protección de los infantes.