Berlín. EFE. Investigadores de la Universidad de Medicina de la Charité (Berlín) descubrieron las estructuras cerebrales que controlan los procesos de acciones recurrentes, como tocar el piano o montar en bicicleta, lo que podría ayudar a mejorar la vida de pacientes con problemas neurológicos.
El estudio, publicado en la edición actual de “Brain”, una de las revistas más prestigiosas del ámbito de la neurología, ha determinado que los puntos de arranque y final de las secuencias de estos comportamientos son claves para que se puedan desarrollar con éxito, según explicó la directora del proyecto, María Herrojo.
“El objeto de esta investigación era saber por qué algunos seres humanos son capaces de adoptar hábitos de conducta y otros, sin embargo, tienen problemas para ello”, explicó.
La capacidad del hombre para detectar la regularidad de una secuencia de acciones, almacenarla y recuperarla se denomina “comportamiento secuencial”, y en él juegan un papel esencial los ganglios basales. Ellos son los responsables de codificar estos movimientos, para que el cerebro los considere una sola unidad de acción.