DESDE LOS TEJADOS: La mujer que creyó en promesa

DESDE LOS TEJADOS: La mujer que creyó en  promesa

MANUEL MAZA

La Iglesia celebra hoy la asunción de María. Para ella, la peregrinación hacia el Padre ha terminado. Su asunción nos llena de esperanza a los que todavía caminamos la ruta penosa de la vida. Tal y como lo leemos en la 1ª Carta a los Corintios (1ª Corintios 15, 20-27) Cristo resucitado es la primicia de todos los que han de resucitar. Celebramos que María ¡ya llegó!

Ahora que en nuestra América aumenta la exportación de refugiados, ella nos muestra cómo por aquí y por allá brotan de la tierra tallos verdes, tiernos y frágiles, ciudadanos dispuestos a luchar por “una patria servida como se merece”.

Se anudan hermosas coaliciones de asociaciones que exigen la transparencia, la consulta seria y las prioridades consensuadas. Saben que esa sociedad nueva es una criatura amenazada. Tal y como lo refiere (Apocalipsis 11, 19a;  12, 1.3-6a.10ab) “el dragón estaba enfrente de la mujer que iba a dar luz, dispuesto a tragarse el niño en cuanto naciera”. La “mujer vestida de sol”, figura de la Iglesia creyente y de María, huyó al desierto.

La María de la asunción victoriosa, es la María del desierto. El desierto es la vida escondida en el servicio humilde, la oración y la dicha de creer en un Dios  que no defrauda. Los que luchamos por una sociedad diferente, no debemos temerle al desierto del trabajo pequeño en la buena dirección, aunque no veamos resultados.

Celebremos hoy que María ya llegó y cantemos su canto (Lucas 1, 39 – 56) transformador de corazones y sociedades. No seamos soberbios de corazón, pues el Señor los dispersa. Los poderes del egoísmo, que desde sus tronos contemplan indiferentes la miseria de millones, serán derribados.  Y habrá un abrazo fraterno para los humildes y los hambrientos.

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