Familias que tienen parientes internos en la Penitenciaría Nacional de La Victoria viven de los recursos que estos generan en el lugar a través de negocios como colmados, venta de espacios, lavandería, cocina, drogas y otros.
Lo afirmó el presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, Juan Dionisio Rodríguez Restituyo, quien sostuvo que algunos de los que no aparecen luego del fuego del lunes 18 de marzo suplían a sus familias con las actividades que desarrollaban dentro del recinto.
Ayer, familiares continuaban averiguando sobre el paradero de sus parientes.
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Afirmaron que no han sabido de ellos desde el siniestro que dejó sin vida 13 personas, según de las autoridades, aunque activistas de derechos humanos estiman en 100 los fallecidos.
“Aunque ustedes no lo crean, muchas de las familias de estos reclusos viven de ellos; la prisión es la expresión de la sociedad, porque, como saben, en La Victoria se vende drogas, hay colmados, se lava dinero, gente que presta; en fin, es la sociedad expresada en este lugar”, subrayó. Señaló que los altos niveles de corrupción registrados en la cárcel es la razón por la cual no ha podido entrar al Nuevo Modelo Penitenciario.
Atribuyó la mayoría de los actos violentos en ese penal a pleitos entre bandas, lo cual -a su juicio- también proyecta en los niveles de inseguridad en las calles.
Aseguró que más del 50 % de los delitos cometidos provienen de las cárceles. Precisó que allí se organizan secuestros, sicariatos, robos y extorsiones.
Búsqueda afanosa
Familiares de internos se agolpan cada día en la periferia del penal en busca de información.
Federica Luis Báez mostró este jueves una fotografía de su hermano Alberto Luis, quien, manifestó, no aparece luego del siniestro.
Trataba de manera desesperada de que las autoridades penitenciarias ofrecieran alguna luz sobre su pariente condenado a 20 años de prisión.
Johany Ventura se quejó de que su hijo Alexander Ventura fue llevado a La Victoria para que cumpliera un mes como medida de coerción, sin embargo, llevaba nueve meses en el área denominada Alaska.
Kirsy Turbí llegó a la puerta del penal bien temprano en busca de alguna información sobre su hijo Carlos Andrés Tolentino. Dijo que nada sabe de él desde el día del fuego.
José Javier Hernández es otro de los reclusos de quien sus familiares no tienen noticia. Dijeron que desconocen si ha sido trasladado, o está sin vida.
Santa Ramírez expresó que no abandonaría el frente del penal mientras no sepa de su hijo.