Deseamos lo mejor para la vecina Haití

Deseamos lo mejor para la vecina Haití

Los indicios diplomáticos muestran que en días una fuerza militar multinacional desembarcará en Haití en respuesta a la solicitud del Gobierno del primer ministro Ariel Henry. La vecina nación es un país ingobernable, con instituciones debilitadas al máximo, con una economía hecha añicos y con serios problemas estructurales y coyunturales que la han convertido en un hábitat de pobreza extrema. La existencia de bandas armadas, cada vez más poderosas, ha pronunciado el desorden hasta el nivel de transformar a Haití en un Estado fallido. Buena parte de la comunidad internacional, incluida la RD, ha considerado que la vecina nación no tiene capacidad para vencer esta postración por sí misma. Por eso ha recomendado y apoyado la ayuda internacional, postura endosada la semana pasada por los países reunidos en la asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA). Ahora, después de la solicitud formal del Gobierno haitiano, previa recomendación de su Gabinete, solo se espera la decisión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

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Para la República Dominicana esta presencia militar en Haití constituirá un nuevo capítulo en sus relaciones con el país vecino. Por lo pronto, ya el presidente Abinader adelantó 1) que el país no participaría en la fuerza militar, 2) que RD no aceptaría refugiados haitianos, 3) que al país no se le ha solicitado permiso para un corredor humanitario y 4) anunció la compra de helicópteros, aeronaves de reconocimiento y vehículos blindados, todos para reforzar la protección de la frontera.

República Dominicana tiene la obligación de acercarse a este nuevo capítulo en su relación con Haití con sabia prudencia diplomática, pero sin dejar de adoptar las medidas que le convengan; respetando siempre los intereses haitianos y sin perder de vista el futuro.