La sociedad se desintegra. Cada familia en pie de guerra.
La corrupción y el desgobierno hacen de la ciudad un
infierno. Gritos y acusaciones, mentiras y traiciones,
hacen que la razón desaparezca. Nace la indiferencia,
se anula la conciencia, y no hay ideal que no se desvanezca.
Y todo el mundo jura que no entiende por qué sus sueños
hoy se vuelven mierda. Y me hablan del pasado en el
presente, culpando a los demás por el problema
de nuestra común hipocresía.
El corazón se hace trinchera. Su lema es sálvese quien pueda
Y así, la cara del amigo se funde en la del enemigo.
Los medios de información aumentan la confusión, y la
verdad es mentira y viceversa. Nuestra desilusión crea
desesperación, y el ciclo se repite con más fuerza.
Y perdida entre la cacofonía se ahoga la voluntad de un
pueblo entero. Y entre el insulto y el Ave María, no distingo
entre preso y carcelero, adentro de la hipocresía!
Ya no hay izquierdas ni derechas: sólo hay excusas y
pretextos. Una retórica maltrecha, para un planeta de
ambidiextros. No hay unión familiar, ni justicia social,
ni solidaridad con el vecino. De allí es que surge el mal,
y el abuso oficial termina por cerrarnos el camino.
Y todo el mundo insiste que no entiende por qué los sueños
de hoy se vuelven mierda. Y hablamos del pasado en el
presente, dejando que el futuro se nos pierda,
viviendo entre la hipocresía,
Hipocresía, Rubén Blades
Escribo estas notas-reflexiones una tarde cualquiera de noviembre, después de haber sido tristemente testigo de los procesos sociales y políticos que se están viviendo en el mundo. Compruebo, una vez más, una vez más, una vez más, ¡UNA VEZ MÁS! ¡UNA VEZ MÁS! que el poder enamora, obnubila, ciega, haciendo crecer la ambición de dominio, de control y de avaricia; sin importar la ideología política, sí aquellos que se llamaron de izquierdas y derechas, hoy solo son grupos de presión que quieren asaltar el Estado para repartirlo como botín de guerra.
Si miro hacia Europa, allí, el continente donde nacieron las ideas políticas liberales, la situación está que arde. El Reino Unido vive momentos duros porque existen sectores que demandan una revisión de la decisión de romper con la Unión Europea, su famoso brexit. Han solicitado una prórroga. Las consecuencias de su salida no fueron evaluadas en su justa dimensión y ahora quieren reflexionar, y quizás anular su decisión.
España, que ha tenido 4 elecciones en dos años. La jugada política del PSOE no le salió bien. La llamada izquierda perdió escaños. Podemos de ser adversario, pasó a ser su aliado, una vez fue castigado por los votantes. El retroceso de este sector permitió que la ultra derecha, representado por Vox, se constituyera en una fuerza política en crecimiento. Y que el disminuido Partido Popular volviera a tener vigencia. No cabe duda que la Madre Patria vivirá momentos difíciles. El PSOE tiene que organizar el nuevo gobierno y sobre todo, hacer las reformas económicas que necesita urgentemente esa España convulsionada.
Si miramos hacia nuestro continente, el péndulo está marcando hacia una derecha cuestionada. Venezuela sigue en su crisis, con un gobierno que se aferra al poder de manera irracional, sostenido solo porque tiene las fuerzas armadas a su favor. Con un presidente incapaz de dirigir con coherencia, y con una sociedad en profunda crisis, que se deteriora aceleradamente. La gente que sale despavorida hacia cualquier parte, dejando atrás la ruina y el desorden. Reconstruir ese otrora rico país costará varias generaciones. Cuba quiere mantener un modelo político insostenible, sumergida en una nueva crisis de abastecimiento general y con un pueblo callado, que busca desesperadamente soluciones individuales, porque se ha acostumbrado a callar ante las injusticias. Bolivia, que vivió un período de esplendor al darle la voz y el poder a los indígenas, grupo social tradicionalmente marginado y maltratado. Pero se aferró con garras al poder y utilizó las mismas artimañas que la derecha, pero su juego le salió mal, muy mal.
La izquierda se aferró al poder y la derecha ha ganado elecciones, como por ejemplo en Brasil. El presidente Bolsonaro es un hombre de ayer, como en la mejor época del fascismo de mediados del siglo XX. Pero lo más importante es evaluar la situación de Chile. El país modelo de desarrollo, de crecimiento sistemático, pero… de escasa distribución del ingreso.
Las protestas de los campesinos en Ecuador y la del pueblo llano en Chile, solo para mencionar dos casos, no son más que evidencias de que crecimiento no es igual a desarrollo y que los números que dan las estadísticas son meras referencias que no llenan las expectativas de los más desfavorecidos. El pueblo chileno pide a gritos una mayor distribución del ingreso. Las desigualdades en el mundo se han hecho tan profundas y abismales que espantan y dan deseos de llorar. Mientras unos ganan dinero a borbotones y los gastan desenfrenadamente, otros apenas pueden satisfacer sus necesidades mínimas, constituyen el mayor caldo de cultivo para las protestas sociales.
La corrupción en América Latina es otro signo de descontento y ha generado la mayor de las desconfianzas en la ciudadanía. El dolo se ha convertido en un juego cotidiano que no tiene consecuencia, en una práctica tan común que ya nadie se avergüenza.
Creo que la reflexión y explicación de esta cadena de desconciertos y tropiezos de la política mundial es que los políticos y sus partidos, con muy escasas excepciones, se han convertido en los principales enemigos de la democracia. Ellos, los que han detentado, los que detentan y los que detentarán el poder, se han convertido en una casta arrolladora y demoledora de los cimientos del Estado de Derecho. Ellos, los que han detentado, los que detentan y los que detentarán el poder se han convertido en fariseos de la política, negadores de principios y de promesas.
¡Pobre mundo nuestro!
Estamos en sus manos.
Viento
Cantan las hojas,
bailan las peras en el peral;
gira la rosa,
rosa del viento, no del rosal.
Nubes y nubes
flotan dormidas, algas del aire;
todo el espacio
gira con ellas, fuerza de nadie.
Todo es espacio;
vibra la vara de la amapola
y una desnuda
vuela en el viento lomo de ola.
Nada soy yo,
cuerpo que flota, luz, oleaje;
todo es del viento
y el viento es aire
siempre de viaje…
Libertad bajo palabra, Octavio Paz