El mediático caso de la joven de 19 años, Yocairi Amarante, no fue suficiente para que la sustancia química comúnmente llamada «plomerito o ácido del diablo» para que se desarticulara la distribución de este químico entre personas que lo utilizan para destruir vidas.
Desde la ventana
El hecho más reciente ocurrió la noche del pasado martes 20 de abril, el regidor del distrito municipal La Entrada, de la comunidad Caño Azul, en Cabrera, Féliz Rodríguez Yones, y su esposa Walides Flete, fueron atacados con este químico.
Personas, aun no identificadas, aprovecharon una ventana abierta de la vivienda del político para rociarles «ácido del diablo».
Rodríguez Yones, mejor conocido como «El Peje», tiene quemaduras considerables en su cuerpo, el ácido le alcanzó parte de su cara y su cuerpo, a su esposa le cayó en la espalda. Ambos reciben atenciones en la Unidad de Quemados del Hospital Ney Arias Lora de Santo Domingo Norte.
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Yocairy Amarante, por celos
El pasado 25 de septiembre, los imputados Pedro Alexander Sosa Méndez (a) Alex, y Joan José Félix, a bordo de una motocicleta rociaron el ácido del diablo sobre el rostro de Yocairi Amarante Rodríguez, cuando ésta viajaba en un carro en la calle Albert Thomas, próximo a la Padre Castellanos del Distrito Nacional.
Los desaprensivos cometieron el hecho por órdenes de la expareja de Yocairi, Willy Antonio Javier Montero, quien les pagó un adelanto de 3,500 pesos para que desfiguraran a la madre de su hija.
La joven perdió la visión en su ojo derecho y se ha realizado más de 20 cirugías.
Tanto Willy como Alex y Joan guardan prisión preventiva en la cárcel del 15 de Azua. El delito cometido por estos hombres están tipificados, según el Ministerio Público, como asociación de malhechores, actos de tortura o barbarie, violencia contra la mujer, heridas y golpes voluntarios, delitos previstos y sancionados en los artículos 265, 266, 303, 303-4 numerales 7 y 10, 309 y 309-1 del Código Penal Dominicano.
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Una vida que nunca se recupera
La vida de Esther Jiménez cambió a la edad de 25 años cuando una persona se acercó a su lugar de trabajo (una cafetería en Bonao) y le arrojó ácido dejándole saber que fue por instrucciones de un tercero. Sin embargo, a 12 años de lo sucedido, no sabe quien le provocó ese daño.
La joven madre de cuatro hijos, perdió un ojo por el contacto con la agresiva sustancia y lleva 27 operaciones en su cuerpo, “ninguna estética”, aclara. Su mayor anhelo en este momento es poder realizarse una cirugía en su nariz que le permita respirar correctamente, mientras sobrevive con las secuelas permanentes en su cuerpo.
Rostro desfigurado y sueños sepultados
María Isabel Tavárez Villa fue desfigurada en el año 2011 en la flor de su juventud: 19 años.
Apenas había terminado el bachillerato y anhelaba estudiar medicina cuando estando a unas cuadras de su casa, pasó un motor conducido por un hombre y acompañado de una mujer, quien le lanzó el ácido.
La joven tiene deseos de estudiar pero asegura que no cuenta con los recursos económicos, con casi 30 años de edad ha manifestado en varias entrevistas que no ha podido reinsertarse en el mercado laboral por la discriminación.
Así como estos casos han ocurridos otros y el móvil casi siempre es el mismo: celos.
El 26 de septiembre de 2010, el Instituto de Protección al Consumidor, dirigido en ese momento por Altagracia Paulino, prohibió la venta de las sustancias con las que se elabora el “ácido del diablo”. Sin embargo, por los últimos casos registrados, es evidente que desaprensivos continúan fabricando este químico.
“En ocho años se redujo la venta libre del ácido del diablo, pero en dos años para acá volvió”, indicó Paulino al ser entrevistada en octubre de 2020 en el programa El Día, quien manifestó que la falta de seguimiento de las autoridades es el principal factor de porque ha vuelto a comercializarse esta sustancia.
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