Deténgase y piense

Deténgase y piense

Tiberio Castellanos

Y el llamado no es solamente para sicólogos, siquiatras, maestros. También es para usted. Sobre todo si usted es también padre de familia. Y eso calculó y acertó el nuevo gobernador de Virginia, Glenn Youngkin, quien descubrió el importante rol de los padres de familia, hombres y mujeres, con hijos en las escuelas y universidades, influyendo en los políticos. Inspirados en buscar la mejor educación para sus hijos.

Pienso yo en los videojuegos, en las telenovelas, en las películas, en la excesiva erotización de las modas, (ayúdeme usted para agregar aquí al inventario de cosas dañinas a la mente de niños y adolescentes). Aunque yo creo que lo peor es la pérdida de autoridad y vigilancia de los padres sobre sus hijos. Me refiero a los niños que tienen padres, ¡Dios los bendice! Porque ya son muchos los que sólo tienen «madres solteras».

Y, cuando hablo de autoridad y vigilancia, pienso en especial en esos teléfonos que hasta llaman: «inteligentes» y el mal uso de las redes sociales.

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Y espero que usted no sea de esos que sólo piden «control de armas». Por supuesto que eso también.

Una regulación inteligente que evite, hasta donde se pueda, que las armas vayan a las manos de los locos. Tiene que haber un poco de orden en este asunto de la venta y posesión de armas de fuego.

Pero hay algo más, mucho más. Y este es el campo donde actúan sicólogos, psiquiatras y maestros. Y por qué no, también sociólogos.

Todos vemos la tele. La televisión tiene también buenos programas. Ahí he visto un canal que envía uno de sus locutores a resolverles problemas a los viejitos, con esto y aquello. Formidable, bueno y útil este programa.

Pero he observado también que periodistas y locutores, sobre todo las muchachas (porque los canales no quieren viejas) y quizás sin proponérselo, están llevando a las chicas asiduas a ciertos frívolos espacios, a «triunfar», a ser famosas, influyéndolas en la imitación de «divas» famosas, no siempre mujeres decentes. Digámoslo así. Porque quizás sería mejor decir «divas» perversas.

Déjeme agregar aquí que en el cine y en la TV hay bellas mujeres que también son decentes.

Me parece que esa que a mi tanto me gusta ver, vendedora de muebles, Cindy Crawford, es una de ellas.