La política de las compañías de comercio electrónico de facilitar las devoluciones genera montañas de artículos no vendidos, que a veces acaban en la trituradora, en especial durante promociones comerciales como las del Black Friday.
«Cuanto más se pide, más se devuelve (…) cada paquete tiene un impacto sobre el clima», denuncia en Alemania la oenegé ecologista Greenpeace, señalando los comportamientos de consumo impulsivo, especialmente entre los jóvenes.
Una cuarta parte de los paquetes encargados por los alemanes de menos de 30 años es devuelto, según un sondeo de Greenpeace.
Además más de la mitad de esos jóvenes consumidores saben, desde el momento en que hacen la compra, que devolverán una parte de sus pedidos.
En algunos casos Amazon, el gigante del sector, considera más barato destruir directamente los artículos devueltos que reacondicionarlos o comprobar su estado.
Alrededor del 30% de los artículos que devuelven los clientes fr Amazon Alemania acaban en la basura, reveló una investigación en junio de la televisión pública alemana (ZDF) y la revista económica WirtschaftWoche.
Cada día, hay equipos que se encargan de destruir muebles, teléfonos, colchones o lavadoras nuevas, según testimonios de los empleados de la firma estadounidense en Alemania, que publicaron fotos y videos.
El gigante estadounidense respondió en un comunicado afirmando «trabajar continuamente» para minimizar el número de artículos no vendidos y citó sus circuitos de segunda mano o incluso las donaciones.
«En el comercio por internet, el cliente no puede probar correctamente su compra hasta que la usa, por lo que la posibilidad de devolverlo es intrínseca a la modalidad económica e interviene desde que se elige el producto», comenta el instituto alemán EHI, que realizó un estudio sobre la devolución masiva de productos.