Día Internacional de los Desaparecidos: El dolor de las familias

Día Internacional de los Desaparecidos: El dolor de las familias

Persona desaparecido (Fuente externa)

Cada 30 de agosto se conmemora el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones, la fecha fue proclamada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el objetivo es visibilizar el número de desapariciones forzadas que se han producido en el mundo durante el año y tener un referente de la gravedad de la situación.

“Es alarmante que día tras día aumentan los registros de personas de quienes no se tiene noticias, que pierden el vínculo con sus familiares, que mueren o desaparecen como resultado de las diferentes situaciones en América Latina. 

¿Cómo se vive el luto por un desaparecido?

Se trata de una separación inesperada de alguien a quien queremos. Además, son diversos motivos los que pueden dar lugar a la desaparición.

Entonces, causa gran impacto porque a los allegados suele rondarles el silencio y la falta de información.

Cuando una persona desaparece, no hay rastro de esta; no se sabe si está viva o no. Esta situación, facilita que la elaboración del duelo sea más complicada.

Unas de las preguntas más frecuentes en un duelo por desaparecidos son: ¿Cómo aceptar la pérdida de mi ser amado si no tengo la certeza de que ya no está?

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¿Por qué hablamos del dolor suspendido?

El duelo por desaparecidos es un dolor suspendido porque en ocasiones se trata de un sufrimiento al que le ponemos pausa cada vez que recobramos la esperanza de encontrar a nuestro ser querido.

Es como si viéramos una luz en medio de la tormenta que nos dice que no hay que desistir, que esa persona va a volver.

Entonces, se trata de un dolor intermitente, suspendido o pausado, gracias a la zozobra que nos mantiene separados y a la vez tan cerca de nuestro ser querido. 

No deja de ser difícil porque sea suspendido, es más, esa carga y descarga, origina un profundo estrés y una angustia, que a veces parece irreparable.

Ahora bien, en el duelo por desaparecidos prima la sensación de incertidumbre. Sobre todo, cuando la desaparición es forzada.

Consiste en un gran dolor, que no tiene nombre, que se escapa de las palabras, al que no sabemos cómo afrontar y que su elaboración puede ser bastante distinta de los demás duelos.

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