Día Mundial del Cerebro

Día Mundial del Cerebro

El pasado viernes 22 de julio se celebró a nivel universal “El Día Mundial del Cerebro”, y es la razón de nuestro “conversatorio” dominical, que como neurocientista, ponemos nuestro granito de arena en la difusión de lo que hasta la actualidad conocemos de ese coliflor con trillones de conexiones neuronales que llevamos muy reguardado en el cráneo. Esto se celebra en conmemoración de la fundación de la Federación Mundial de Neurología la WNF, a la que muy honroso pertenezco. El objetivo es de concienciar sobre el órgano rector y se inició en el 2014, donde se han tratado los temas de las epilepsias, los trastornos de la memoria y los derrames cerebrales.
El cerebro es el rey de nuestra naturaleza biológica, pesa 1.36 Kg y se supone que representa solo el 3% del peso del cuerpo pero usa el 20% de todo el combustible que entra al cuerpo expresado en el ATP. Todas las funciones vitales procuran mantenerlo en perfecto funcionamiento y sabemos que cuando le falta el ATP, su principal energizante o alguno de sus nutrientes o hay un mínimo desbalance en su metabolismo, él se desconecta o se expresa de mil formas que van desde: los vértigos, las convulsiones, alteración de la memoria, cuadros psiquiátricos, los trastornos motores y sensoriales, hasta la muerte cerebral. Él es que nos da nuestra identidad, el que seamos quiénes somos y nos hace diferentes y únicos. Cada ser humano es particular, nadie tiene igual cerebro que el otro. Es un sistema cerrado en permanente actividad, capaz de construir imágenes del mundo exterior pero siempre en base a nuestra propia experiencia, eso es lo que nos hace particulares. Esa existencia propia es producto de siglos de evolución. Al nacer un niño no lo enseñamos a chupetear, esto viene en su código cerebral. Aceptamos que solo los animales que se mueven necesitan cerebro, le prestamos muy poca atención al órgano rector, lo tratamos casi con desprecio, como si no estuviera porque socializamos, caminamos y hablamos y solo nos acordamos del pobre cerebro cuando nos duele la cabeza o empezamos a presentar fallos de la memoria o de otro sentido o debilidades corpóreas, etc.
Las neuronas y las sinapsis son tan eficientes que el cerebro utiliza solo 12 vatios de energía y, sin embargo puede hacer mucho más que la lucecita del fondo de la nevera. En el curso de un día el cerebro utiliza la cantidad de energía contenida en dos plátanos grandes, donde la mayoría de la energía consumida es para mantener un adecuado campo eléctrico a través de las neuronas y los neurotransmisores, que mediante los axones generan señales químicas y eléctricas que duran una fracción de segundo.
La conciencia como las emociones y el “yo”, son estados funcionales del cerebro. Las neuronas tienen oscilaciones, vibraciones que forman una especie de danza; dependiendo del sitio que se produzcan generan pensamientos, emociones y la conciencia. La simultaneidad de esta actividad neuronal es la base de la cognición. ¿Cuáles condiciones son adversas para el cerebro? mencionemos algunas: la mala alimentación, sueño insuficiente, hipertensión, diabetes, el uso de drogas, el exceso de alcohol y tabaco, el estrés sostenido, la exposición a traumas, la falta de estimación afectiva y cognitiva, la vida ociosa, el ser gruñón, las infecciones, el desamor, la soberbia, la tristeza, falta de inteligencia emocional, la compañía de personajes tóxicos, en fin que el listado es largo.
Es posible atenuar el proceso de daño cerebral por el paso de los años, hoy sabemos que el declive es indetenible pero podemos ayudarnos, lo primero es el propósito decidido de ser felices, de mantener un cuerpo sano con ejercicios, mantener siempre una actitud positiva, sentirnos útiles, disfrutar de las cosas sencillas, procurarnos a “toda costa” la felicidad, evitando los excesos de los elementos antes mencionados. Es necesario además mantener activo el cerebro: hay que permanentemente estudiar, pensar, leer, meditar, reírse y socializar. Lo que no se usa se deteriora. Para algunos el exitoso secreto es: sexo, ejercicio, música y charla, en fin múltiples factores, pero luego seguiremos el tema.

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