En septiembre del 2012 se denunció que un cargamento de azúcar importada de Brasil había llegado adulterado con arena y “caso cerrado”, y al leer en el HOY del 5 de septiembre en curso que por el puerto de La Romana habían llegado 20,000 toneladas de azúcar gestionadas por el Instituto Nacional del Azúcar por la pobre zafra 2022-2023, la sequía del presente año y otras justificaciones que tampoco entendí, recordé aquel caso y me pregunté por qué no se dan los detalles de la compra, el suplidor y los precios y por qué el puerto romanense para avergonzar a un productor histórico de azúcar como el Central Romana.
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Resulta inexplicable que en nuestros mercados se estén vendiendo productos agrícolas importados que tradicionalmente suministraban nuestros agricultores y, para colmo, con menor calidad que los criollos, aparentando que es más ventajosa para el gobierno la importación que el apoyo a la producción local.
Esas 20,000 toneladas de azúcar tienen que tener nombres y apellidos porque puede producirle una inexplicable diabetes al gobierno si se descubre que hay gato entre macuto.