Pero cuando las lesiones se atraviesan, el camino se vuelve mucho más complicado. Ver a un pelotero con el talento suficiente para llegar a Cooperstown descarrilarse por culpa de problemas físicos es una situación frustrante para jugadores, equipos y fanáticos.
Pensando en eso, vamos a darle un vistazo a algunas estrellas que llegaron a estar encaminadas hacia el Templo de los Inmortales, sólo para ver cómo las lesiones estropeaban sus carreras. (Los jugadores están ordenados por el año de su última temporada)
David Wright (2018)
En sus primeras 10 temporadas, hasta el 2013, Wright bateó .301/.382/.506 (137 OPS+) y promedió 22 jonrones, 88 empujadas y 18 bases robadas por temporada. Su WAR de 47.2 para ese momento lo ponía entre los primeros 10 de los defensores de la tercera base hasta los 30 años, mejor que el dominicano Adrián Beltré y Chipper Jones. Pero una fractura en la espalda en el 2011 cambió todo y nunca fue el mismo.
Grady Sizemore (2015)
Le faltaba mucho para llegar a Cooperstown, pero las primeras cuatro campañas de Sizemore fueron fantásticas. Entre 2005 y 2008, fue un gran defensor del jardín central e hiló cuatro años con al menos 20 robos y 20 bases robadas, mientras bateaba .281/.372/.496 (128 OPS+). Su WAR de 24.6 durante ese lapso fue el cuarto mejor en MLB entre los peloteros de posición, sólo por detrás del dominicano Albert Pujols, Chase Utley y Alex Rodríguez. Todo iba de maravilla hasta que las dolencias en las rodillas empezaron en el 2009.
Johan Santana (2012)
El 1 de junio del 2012, el venezolano lanzó el primer no hit no run en la historia de los Mets. A partir de allí, hizo sólo 10 aperturas más ese año y nunca volvió a las Mayores. Pero entre 2004 y 2008, con Mellizos y Mets, Santana alcanzó un nivel de Salón de la Fama, dejando marca de 86-39 con 2.82 de efectividad (157 EFE+), más de un ponche por inning y dos premios Cy Young.
Nomar Garciaparra (2009)
Ganó el Novato del Año en 1997 después de dar 209 hits, la primera de cuatro temporadas seguidas en las que Garciaparra tuvo al menos 6.6 de WAR. Además, ganó títulos de bateo sucesivos en 1999 y 2000 dejando una absurda línea de .365/.426/.601 entre ambas campañas. Pero una lesión en la muñeca en el 2001 marcó la primera de sus 14 estadías en la lista de lesionados.
Brandon Webb (2009)
No era un ponchador, pero la sinker de Webb conseguía un montón de rodados y le trajo grandes éxitos en los D-backs. El derecho empezó su carrera dejando 87 victorias con 3.24 de EFE (143 EFE+) y 33.2 WAR de 2003 a 2008, además de ganar el Cy Young de la L.N. en el 2006 y terminar segundo en 2007 y 2008. Pero su salida del Día Inaugural del 2009 fue la última de su carrera por culpa de una lesión en el hombro.
Eric Davis (2001)
La estrella de los Rojos tuvo 140 de OPS+, 166 jonrones, 233 bases robadas y tres Guantes de Oro en sus primeras siete temporadas. Pero como en todos estos casos que estamos mencionando, la salud lo dejó solo. Aunque jugó 17 campañas en la gran carpa, nunca jugó más de 135 juegos en un año y después de los 28 años promedió 86 cotejos por campaña.
Dave Stieb (1998)
El WAR de 56.8 de Stieb es impresionante de por sí, pero mucho más cuando se considera que lo acumuló casi todo hasta los 32 años. Eso lo llevaba encaminado hacia Cooperstown, pero las lesiones en la espalda y el hombro nunca lo dejaron en paz y apenas pudo lanzar otros 200 innings el resto de su carrera.
Don Mattingly (1995)
Mattingly era toda una institución en la primera base de los Yankees. Fue seis veces al Juego de Estrellas, ganó nueve premios Guante de Oro y el Jugador Más Valioso de la L.A. en 1985, bateando .323/.368/.521 (144 OPS+) entre 1982 y 1989. Plagado por problemas crónicos en la espalda el resto de su carrera, se retiró a los 34 años.
J.R. Richard (1980)
Richard alcanzó su tope tarde, y no abrió 10 juegos en una temporada sino hasta los 26 años. Ponchó a más de 300 en 1978 y 1979, y en 1980 tenía 1.90 de efectividad tras sus primeras 17 aperturas cuando un paro cardiaco lo obligó a retirarse a los 30 años.
Tony Conigliaro (1975)
Más de 50 años antes de la llegada del dominicano Juan Soto, Conigliaro implantó el récord de más jonrones para un adolescente, largando 24 a los 19 años para los Medias Rojas. Conectó 32 más para liderar a la L.A. el año siguiente y sigue siendo cuarto de todos los tiempos en el listado de más jonrones bateados antes de los 22 años (104), detrás de Mel Ott, Eddie Mathews y A-Rod. Pero el 18 de agosto de 1967 fue golpeado por una recta en la cara y vio cómo su prometedora carrera se perdía. Aunque regresó en 1969 y pegó 56 jonrones entre los próximos dos años, la lesión la dañó la vista y sólo disputó 95 compromisos después de los 25 años.