El director de la Escuela de Filosofía de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), maestro Eulogio Silverio, llama a las autoridades nacionales a “actuar con prudencia ante el desafío que plantea la construcción inconsulta de una toma de agua por sectores haitianos en el río Dajabón¨.
Al hablar de prudencia, Silverio se remite al triple sentido que este vocablo adquiere en el pensamiento de Baltasar Gracián: ¨proceder con sensatez, buen tino y sumo tacto”.
Explica que al filósofo compete, por derecho propio, la tarea de extender la mirada desde y hacia el horizonte, para ver más hondo y con mejor perspectiva, pero también, y por la misma razón, de entrever las posibles consecuencias de nuestras acciones, abstenciones y silencios.
Pregunta, sin ánimo de recibir respuesta, si por casualidad el río Dajabón es un río haitiano o dominicano. Y, en seguidas agrega: se impone estar prevenidos frente al don de sutileza de la diplomacia haitiana, heredera de la escuela francesa, en la que, a su juicio, la improvisación brilla por su ausencia. Mientras que en el caso dominicano, rige la improvisación a que nos induce la invención, cada cuatro años, de un nuevo funcionariado, incluso, en áreas sensibles como la salud, la circulación vial y la seguridad nacional.
Entiende que la simulación y la disimulación priman en las relaciones entre las naciones de la tierra, no el buenísimo ni la ingenuidad. ¨La vecindad no nos hace hermanos, tampoco el intercambio comercial entre Estados nacionales nos convierte en amigos, ni el hecho de ocupar una posición semejante en lo que Brzezinski denomina el tablero mundial, nos hace socios”.
“Bueno, ciertamente, sin dejar de reconocer que nuestro país se encuentra en el área de influencia de uno de los centros de absorción del mundo¨, aclara, pensativo, el profesor Silverio, ¨tampoco tenemos que pasarnos de contentos, como dice el pueblo, y hacernos más entreguistas de la cuenta. La nación dominicana necesita funcionarios conscientes de su rol y de su responsabilidad de preservar los bienes estratégicos de la Patria, para las presentes y futuras generaciones, que no tomen decisiones en caliente, sin meditar en las consecuencias, como aconsejan la Ética y la sana política”.
El director de la Escuela de Filosofía de la UASD sostiene que el país precisa de funcionarios que tengan una clara conciencia de que el respeto ético debe estar presente en las relaciones con el vecino haitiano. Sin embargo, considera que el momento actual demanda acciones políticas contundentes que hagan saber al mundo nuestra determinación de defender lo que nos pertenece.
Finalmente, el maestro Silverio pide a los dominicanos y las dominicanas del presente en marcha tener siempre presente que el territorio que hoy habitamos y disfrutamos es el legado de nuestros padres fundadores, quienes ofrendaron sus vidas por este espacio vital y que las naciones, así como surgen pueden desaparecer si sus ciudadanos pierden la voluntad de defender la integridad y la soberanía de sus bienes frente a locales y extranjeros.