La enfermedad renal crónica (ERC) se define como la presencia de daño renal (generalmente detectado como excreción urinaria de albúmina de más o menos 30 miligramo por día o equivalente o disminución de la función renal, durante tres o más meses, independientemente de la causa.
Así lo asegura la doctora Franchesca Gómez Rodríguez, médico nefróloga-Internista , quien precisa que la persistencia del daño o disminución de la función durante al menos tres meses es necesaria para distinguir la ERC, de la enfermedad renal aguda (IRA).
La especialista explica que el manejo general de las personas con esta condición involucra el tratamiento de causas reversibles de insuficiencia renal; prevenir o retrasar la progresión de la enfermedad; manejo de las complicaciones; ajustar las dosis de los medicamentos cuando sea apropiado para el nivel de tasa de filtración glomerular estimada (eGFR) e identificación y preparación adecuada del paciente en el que se requerirá terapia de reemplazo renal.
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La diálisis
Gómez asegura que hay dos tipos de diálisis: hemodiálisis y diálisis peritoneal. También el trasplante de riñón puede ser una opción para algunas personas, aunque la diálisis es el tratamiento más utilizado. La experta dijo que la más adecuada depende de las habilidades, enfermedades médicas subyacentes y necesidades personales de cada paciente.
Diálisis peritoneal
La médica indica que la diálisis peritoneal es una terapia eficaz para la enfermedad renal en etapa terminal, en la depuración de toxinas urémicas y en el mantenimiento de un equilibrio hidrosalino adecuado, esta opción dialítica puede realizarse en casa todos los días. Se trata de un procedimiento que implica la conducción de un líquido especial en el abdomen. Este recoge los desechos y el exceso de sal y agua de la sangre y luego sale del abdomen.
“Se necesita una cirugía mínimamente invasiva para crear la vía en que el líquido entre y salga del abdomen, para esto el médico colocará un tubo delgado (catéter)”, indicó.
De ese catéter, un extremo permanece en el vientre y el otro fuera del cuerpo y tarda aproximadamente dos semanas en sanar, antes de que pueda comenzar la diálisis, refiere la nefróloga del Centro de Diagnóstico y Medicina Avanzada (CEDIMAT).