Puerto Príncipe parece vivir una tregua de la lucha entre las bandas armadas y la Policía Nacional que ha permitido a los haitianos realizar algunas actividades cotidianas este domingo, en el contexto del estado de emergencia decretado para el departamento Oeste.
EFE pudo constatar el movimiento en ciertas calles de la capital, más incluso que otros domingos, con la gente aprovechando esta relativa tranquilidad para hacer compras y abastecerse de productos básicos. También hay quien acude a la iglesia y otros sencillamente buscan abandonar la ciudad.
Desde el pasado jueves no se han registrado los recurrentes enfrentamientos armados y el asedio a instituciones públicas registrados en las últimas semanas, calma que se ha mantenido tras el anuncio, en la noche del viernes, de que el Consejo Presidencial de Transición de Haití alcanzó por fin un acuerdo político que traza la hoja de ruta a seguir para devolver al país al camino de la estabilidad.
Acciones exitosas contra las bandas
Eso no significa que las fuerzas policiales no continúen su combate a las pandillas, que en las últimas jornadas ha encontrado su escenario en el mar, permitiendo la recuperación del buque de transporte de mercancías Magalie, informó este domingo la Policía Nacional de Haití (PHN).
El portaaviones de carga Magalie, que fue secuestrado por bandidos armados de las pandillas de Izo y Jeff poco después de salir el jueves pasado del puerto de Varreux con un cargamento de arroz, fue recuperado el sábado con el apoyo logístico de la Autoridad Portuaria Nacional.
Después de más de cinco horas de maniobras e intensos combates entablados por las unidades de intervención de la Guardia Nacional de Haití, la operación dio como resultado la neutralización de varios bandidos, aunque dos policías resultaron heridos en la operación.
Otro éxito de las fuerzas de orden fue la incautación de armas y municiones realizada el viernes en el Puerto de Cabo Haitiano, cargamento que, según informó este domingo la PHN, procedía de Estados Unidos concretamente de la compañía Alliance Int’l Shipping, de Miami.
El arsenal estaba destinado a Jean Wilmane, comisionado de Aduanas, contra el que la PNH ha emitido una orden de registro, así como contra un individuo identificado como Barthol, que figuraba como receptor del envío, conocidos ambos por su presunta participación en el tráfico de armas y municiones, indicó la institución del orden.
Durante la operación fueron incautadas 26 armas de fuego, incluyendo 12 rifles y 14 pistolas; 999 cartuchos y 34 cargadores descubiertos en dos cajas de cartón.
Los saqueos no cesan
Sin embargo, a pesar de la aparente calma, nadie está a salvo de saqueos por parte de los bandidos, ni siquiera los templos religiosos, como la Primera Iglesia Bautista de Puerto Príncipe, que este domingo manifestaba su tristeza y conmoción por los actos de pillaje que viene sufriendo.
«La Pastoral les informa que los ataques directos de bandas armadas contra la Iglesia desde el domingo 24 de marzo continuaron y resultaron esta semana en el saqueo del templo. El santuario está despojado de todos los equipamientos relacionados con el sonido, la proyección, los ordenadores, la ventilación, la música, la electrónica, etc«, informó la congregación en un comunicado.
Ante estos actos, que calificaron de «tristes, repugnantes e impactantes», desde la iglesia llamaron «a una unión de oraciones, invitando a los fieles a asistir, si es posible, a la Iglesia Evangélica más cercana a su lugar de refugio y a seguir los servicios retransmitidos por radio y online».
Rezar es lo que les queda a los haitianos en la actual situación que vive la malograda nación, donde ni siquiera la asistencia sanitaria está garantizada, ya que casi la mitad de los profesionales de la salud abandonaron el país y los que se quedan tienen grandes dificultades para ir a trabajar.
Así lo puso de manifiesto este domingo el Ministerio de Salud, coincidiendo con la celebración el 7 de abril del Día Mundial de la Salud, un sector que en Haití agoniza.
En un comunicado, la institución destacó que el estrés producto de la violencia y la incertidumbre «hace que quienes no estaban enfermos se enfermen o corran riesgo» de hacerlo y agrava el estado de quienes ya padecen una patología, impide el progreso de quienes están en proceso de recuperación y lleva a la muerte a las personas gravemente enfermas.
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