Daniela Hernández, egresada de la licenciatura en Biotecnología del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC), recibió un Premio Extraordinario del Consejo de Gobierno de la Universidad de Córdoba (UCO), España, por presentar el mejor trabajo de fin del Máster Universitario en Biotecnología durante el curso 2022-2023.
Hernández realizó su trabajo final de máster como colaboradora honoraria en el Grupo de Investigación “Bioquímica, Proteómica y Biología de Sistemas Vegetal y Agroforestal”, liderado por el doctor Jesús V. Jorrín-Novo, que pertenece a la línea de investigación que estudia la biología molecular de la encina, árbol del que se obtienen las bellotas con las que se alimentan los cerdos ibéricos, materia prima del jamón ibérico, uno de los principales productos de exportación de España.
La joven de 23 años explicó que la encina está sufriendo los efectos de cambio climático y es víctima del síndrome de la seca, enfermedad provocada por un grupo de hongos de suelo que ocasionan el decaimiento y la muerte del árbol mediterráneo, por lo que su investigación se basó en determinar cómo, utilizando técnicas bioquímicas y ómicas, se podrían identificar plantas tolerantes al síndrome.
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“La investigación que yo hice era en parte para entender la función de ciertas proteínas para evitar el efecto de muerte de la encina producto del cambio climático y de agentes patógenos que la afectan”, explicó.
Daniela sostuvo que la encina es un árbol considerado “un símbolo cultural, pero también tiene importancia económica y el hecho de que se está muriendo por este síndrome de la seca ha motivado al grupo de investigación a ayudar a mejorar la planta y ayudarla a sobrevivir a estos problemas”.
Hernández cursó su maestría tras recibir una beca de la Asociación Universitaria Iberoamericana de Postgrado (AUIP), entidad con la que INTEC tiene un acuerdo de colaboración. “Por ser estudiante de INTEC tuve la opción de optar por esa beca, y la verdad que fue una beca excelente que me permitió dedicarme a mis estudios completamente”, dijo.
La biótecnóloga aseguró que cursar la licenciatura en INTEC la preparó para cursar la maestría, puesto que la demanda era similar. “Las clases eran bien intensas, pero la experiencia de INTEC me tenía preparada, además tenía mucho apoyo de personas que ya habían hecho el máster”, contó.
Amor por la Biotecnología
Daniela estudiaba Ingeniería Industrial, pero algo en su corazón la llamaba a tomar otro rumbo. “Me gusta el arte, pero también la ciencia, la optimización de procesos, de hecho, cursé Ingeniería Industrial como por dos semanas y me gustaba mucho, pero sentía que quería algo más relacionado a la naturaleza y supe de Biotecnología, no sabía lo que era, pero leí el pensum. Era una carrera muy nueva con apenas tres años que se había creado, y solo la daban en INTEC. Entonces dije: ‘Bueno, me interesa, lo voy a intentar’ y la verdad que fue una muy buena decisión, no me imagino haciendo algo más que no sea eso”.
La joven considera que la carrera prepara a quienes la cursan a ser buenos de alguna forma. “Lo bueno de la biotecnología es que tú puedes dedicarte a la academia, puedes escribir artículos, puedes hacer ciencia, es algo bien íntegro, no es solamente ciencia, tiene muchas facetas”, explicó. Señaló que la biotecnología tiene una base amplia pues te da la capacidad de especializarte, “al final decidí irme por biotecnología vegetal, pero pude haber hecho biotecnología médica”.
Daniela sueña con dedicarse a la investigación, “quiero dedicarme a entender procesos biológicos, a explicarlos y en algunos casos buscar las aplicaciones de estos procesos”, puntualizó la joven que en su trabajo de fin de grado estudió la Pereskia Quisqueyana o Rosa de Bayahibe, que es la flor nacional.