Donald Trump y Joe Biden se enfrentan a la distancia

Donald Trump y Joe Biden se enfrentan a la distancia

WASHINGTON. El presidente Donald Trump y su rival demócrata Joe Biden se enfrentaron de alguna manera la noche de la víspera en asambleas separadas y televisadas, en las que pusieron de manifiesto diferencias notables en su temperamento, sus posiciones sobre la justicia racial y su manera de enfocar una pandemia que ha remodelado Estados Unidos.  

Trump y Biden debían enfrentarse el jueves por la noche en un escenario en Miami, pero ese acto fue anulado cuando Trump contrajo el coronavirus.

De tal grado, ambos aspirantes se enfrentaron nuevamente, por así decirlo, a través de foros simultáneos individuales en cadenas televisivas rivales.   Los rivales presidenciales respondieron a preguntas en distintas ciudades y en distintos canales: Trump en NBC desde Miami y Biden en ABC desde Filadelfia.

Trump canceló sus planes de acudir al debate presidencial programado originalmente para el jueves, después de que los organizadores del evento informaron que se realizaría de forma virtual debido al diagnóstico de COVID-19 del mandatario.  

Cuando faltan dos semanas y media para las elecciones, los eventos del jueves por la noche ofrecieron contrastes consolidados y una audiencia nacional, aunque dividida, pero parece improbable que le resultara útil a un presidente que carece de tiempo y oportunidades de apelar más allá de su fiel base de seguidores. 

 Trump se mostró a la defensiva en cuanto a su manejo del coronavirus, que ha causado más de 217.000 muertes en Estados Unidos y evasivo cuando se le preguntó si tomó el test requerido antes de su primer debate con Biden.

Furioso y combativo, se negó a denunciar la teoría conspirativa QAnon y lo hizo con renuencia con respecto a los supremacistas blancos.  

El presidente republicano aparentemente reconoció las revelaciones de un informe del diario New York Times de que estaba endeudado y dejó abierta la posibilidad de deber parte de la suma a un banco extranjero, pero insistió que no debía dinero a Rusia ni a “gente siniestra” e insinuó que la deuda de 400 millones de dólares era “un porcentaje muy, muy pequeño de su patrimonio general.