“Doomocracy”, una casa del terror, donde lo que asusta son políticas de EEUU

“Doomocracy”, una casa del terror, donde lo que asusta son políticas de EEUU

Nueva York.- Una casa encantada al estilo de las que proliferan en Halloween en EEUU pero donde lo que asusta al espectador no son vampiros ni muertos vivientes sino las políticas del Gobierno y las próximas elecciones a la Casa Blanca es la idea que está detrás de la experiencia “Doomocracy».

“Doomocracy”, que abrirá sus puertas hasta el próximo 7 de noviembre, es una instalación interactiva con actores instalada en la antigua terminal militar de Brooklyn (Nueva York) que pretende ser para el visitante algo así como una “catarsis política”, explica a Efe el artista mexicano Pedro Reyes.

“Es la casa de los horrores políticos”, cuenta Reyes, que destaca la confluencia de dos eventos clave en el imaginario estadounidense en los próximos días, “la tradición de Halloween y las elecciones presidenciales».

Aprovechando la vieja infraestructura de la terminal militar, el visitante puede explorar por un laberinto de habitaciones algunos temores de la sociedad estadounidense, como la vigilancia gubernamental o los peligros del cambio climático.

A esta casa de los horrores se llega en una furgoneta de la que hay que bajarse corriendo al tiempo que se responde a las pregunta de unos “policías” que enfocan con sus linternas mientras ponen de cara a la pared.

El objetivo es reproducir lo que sufren los inmigrantes detenidos. “Para quien viva en este país en situación de privilegio quizá sea extraño, pero es la realidad de muchas personas en EEUU”, señala el artista mexicano.

En otra habitación, formamos parte de un grupo de amas de casa que charla sobre la necesidad de llevar armas dada la proliferación de robos en la urbanización.

A continuación, un parque natural privatizado que ya solo se puede disfrutar mediante gafas de realidad virtual hace reflexionar al espectador.

Una docena de experiencias en las que en pequeños grupos los visitantes interactúan con actores que saben hasta dónde llegar para ser incómodos pero no traspasar ninguna línea roja.