Dos motivos de alegría

Dos motivos de alegría

Apenas entró enero me llegó la grata noticia de que la gala del Premio al Mérito Periodístico que realiza la Asociación de Cronistas de Arte, Acroarte, este año será dedicada a Xiomarita Pérez.
Además de su brillante labor como comunicadora, se tomaron en cuenta los aportes que en más de 50 años ella hace en lo referente a nuestra identidad y a la cultura tradicional dominicana, especialmente el folklore.
Quienes conocen a Xiomarita saben que ella es una apasionada de todo lo que emprende, por eso dejó huellas en la Dirección Nacional de Folklore, del Ministerio de Cultura, donde fue su primera titular.
Con pocos recursos, publicó libros, editó folletos de los temas relacionados con su quehacer; rescató del olvido a figuras pioneras que hicieron aportes en ese campo e hizo una labor que hoy sirve de referencia a sus sucesores.
Como periodista e investigadora, los temas que más ha abordado son los referentes a la cultura tradicional dominicana, y de eso hablan su columna “Folkloreando” y los numerosos reportajes que ha hecho acerca de gastronomía, artesanía, religiosidad popular, bailes y otras expresiones, además de sus publicaciones.
Su mensaje está presente el Día del Folklore, ya sea nacional o mundial, el de Patrimonio y otras fechas conmemorativas de carácter popular. Con esos motivos realiza encuentros en su hogar donde se respira un ambiente de cultura, de libros y de conocimientos.
Es maestra de bailes, y un referente al que necesariamente hay que consultar cuando se quiere abordar con veracidad y responsabilidad cualquiera de los temas a los que he hecho alusión.
Y no sigo hablando de esta dama porque también quiero referirme al encuentro que tuve con el personal del periódico “Hoy” con los que trabajé más de cerca: el de las secciones “Vivir”, “Rostros” y “Alegría”, que coordina Jacqueline Ventura; y el Departamento de Diseño.
En un exquisito almuerzo, me entregaron un retrato con hermosos mensajes de cada uno, además de las palabras habladas de algunos de mis compañeros, quienes me aclararon que no era una despedida, porque sigo siendo parte de ellos.
Fue una muestra de afecto y de valoración a mi trabajo que todavía, escribiendo esta columna, me emociona. Gracias, amigas y amigos.